Durante la sesión, que ha durado más de cinco horas, ha declarado por videoconferencia la víctima, que cuando ocurrieron los hechos tenía 11 años; junto a su madre, su hermano, y las integrantes del equipo psicosocial encargado de evaluar el caso y el acusado, detallando los hechos denunciados y las secuelas psicológicas que estos habrían provocado en la víctima.
Según se ha relatado, en torno al 21 de marzo de 2020 y sobre las 22.30 horas, el acusado habría entrado a la habitación de la menor mientras ella dormía con pantalón y camiseta de pijama. El procesado se habría metido en la cama de la niña, sujetándola con fuerza para que no se defendiera y le bajó los pantalones del pijama para introducirle los dedos en la vagina
El fiscal solicita una pena de 14 años de prisión y una indemnización de 15.000 euros, mientras que la abogada de la víctima solicita 15 años de cárcel y 20.000 euros por los daños causados. Por su parte, la abogada del acusado ha solicitado la absolución de su cliente.
Con una carta
La víctima, que ahora tiene 16 años, ha recordado en el juicio los hechos ocurridos en una vivienda de la capital el 21 de marzo de 2020, los primeros días del confinamiento, explicando que no contó lo sucedido en un primer momento porque se sintió amenazada por el acusado, quien le advirtió que no debía decir nada. Con el tiempo, decidió contárselo a su madre, aunque fue a través de una carta donde detalló con mayor claridad los hechos, ya que sentía “vergüenza y miedo” por lo ocurrido.
Cinco años después, la joven sigue bajo tratamiento psicológico y psiquiátrico y continúa tomando medicación debido a las secuelas emocionales que arrastra, según ha confesado al prestar su testimonio. También ha descrito que su vida ha estado marcada por diversos episodios traumáticos, como la relación distante con su padre biológico, la enfermedad de fibromialgia que padece su madre, la mala relación con sus abuelos y el hecho de haber presenciado la muerte de su abuelo.
En su testimonio, ha afirmado que siente culpa por lo sucedido y que su estado emocional se ha visto afectado de forma significativa.
Se apagó como una vela
Por su parte, la madre de la menor ha explicado que, tras lo ocurrido, su hija “se apagó como una vela”, un cambio que percibió de manera evidente en su actitud y estado emocional. Asimismo, ha declarado que en una ocasión encontró ropa interior con sangre perteneciente a su hija, aunque esta no había tenido todavía su primera menstruación.
Además, la madre ha relatado que antes del hecho juzgado llegó a presentar contra su pareja una denuncia por violencia de género, aunque la retiró una semana después por temor a posibles represalias contra su familia. Y ha descrito al acusado como una persona que mostraba comportamientos violentos en la convivencia, especialmente con agresiones verbales, sobre todo hacia ella.
El hermano de la víctima, mayor que ella, también ha declarado, explicando que la noche en que ocurrieron los hechos escuchó ruidos extraños en la vivienda. Durante la pandemia, cuando la convivencia se hizo más intensa a causa del confinamiento, el acusado mostraba actitudes hostiles hacia la menor y la regañaba frecuentemente, según el testimonio
Sin embargo, el hermano ha señalado que, tras lo sucedido, la actitud del acusado cambió radicalmente y comenzó a mostrar un comportamiento excesivamente amable hacia la joven, algo que resultó sospechoso para la familia, tal y como ha relatado también la madre.
Testimonio creíble
El equipo psicosocial encargado de evaluar a la víctima ha presentado su informe en la vista oral, indicando que las diferencias en sus declaraciones se explican por el tratamiento psicológico recibido desde la primera entrevista en marzo de 2021 hasta una prueba realizada un año después, en marzo de 2022.
La psicóloga responsable ha explicado que la memoria traumática suele almacenarse de forma desorganizada en el cerebro, lo cual puede dificultar la coherencia y consistencia en los relatos. Sin embargo, ha subrayado que el testimonio de la joven se considera “creíble”, ya que, aunque algunos detalles se ampliaron con el tiempo, el relato principal no muestra contradicciones significativas. Según la experta, la declaración de la víctima se considera auténtica desde un punto de vista psicológico.
El informe también confirma que la joven presenta síntomas compatibles con un cuadro de estrés postraumático y daño emocional severo, derivados del trauma denunciado. Aunque otros factores emocionales han influido en su estado mental, el abuso relatado se considera un elemento central en su situación actual.
Durante el juicio, el presidente de la Audiencia Provincial, Javier García Encinar, ha tenido que llamar la atención en varias ocasiones a la letrada del acusado debido a la forma en que formulaba sus preguntas y a la insistencia en determinados temas que, a juicio del magistrado, resultaban inapropiados. Estas situaciones han añadido tensión al desarrollo del juicio.
Las variaciones en algunos detalles del relato, como si la víctima llevaba o no ropa interior en el momento de los hechos, fueron explicadas por la psicóloga como consecuencia de la desorganización de la memoria y la presión emocional sufrida durante las entrevistas. A pesar de estas diferencias, el testimonio general se mantiene coherente y creíble, según ha asegurado.
Al final de la vista oral, el padrastro de la joven en el momento de los hechos, acusado de los abusos, ha negado con rotundidad las acusaciones, declarando que el 21 de marzo, cuando ocurrió el hecho, ni siquiera se encontraba en el domicilio familiar. En su derecho a la última palabra, el acusado en su intervención final ha dicho: "yo no he sido, lo único que puedo decir es que eso no ha ocurrido".
Uno. | Jueves, 13 de Marzo de 2025 a las 16:05:06 horas
Pues el tipo del PP condenado a años por el caso de la ciudad de la justicia de Madrid, las ranas de doña Esperanza, siete años... y si apela se lo afinan en una multita y si no para cuando esté la sentencia firme está ya muy viejo y no va a la trena, y si no, pues indulto con un poco de suerte... LOS DELITOS ECONÓMICOS NO ESTÁN SUFICIENTEMENTE PENADOS porque hay mucha gente viviendo del robo, y no veo tampoco que se controle la pornografía ni el uso de prostitución, hay monstruos conviviendo con nosotros que no están controlados, mientras no haya control no habrá remedio porque son instintos animales y las ganancias que dan los contenidos degradantes para las mujeres no se combaten y están en el centro del refuerzo del comportamiento de estos tipos, lamentarlo sirve de poco, hay que hacer cosas que les identifiquen y hoy en día no es tan difíciles se hace bien la ley.
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