En su fúnebre comitiva, acompañado de un obispo, monaguillos, eclesiásticos, plañideras, pescaderas y un grupo de personajes de riguroso luto, han vertido lágrimas. Durante un rato alguna ligera precipitación ha acompañado al desfile. También al final, cuando ha llegado a la plaza del Mercado Chico, donde se ha quemado en la trasera de San Juan. Por segundo año consecutivo, el Ayuntamiento no ha incluido una sardinada, como antes era habitual.

En esta ocasión, en el barrio de las Vacas habían preparado una sardina de la que solo se veía la cabeza, que asomaba de un puchero de barro, y que ha ardido, entre explosiones, en unos minutos, mientras las pavesas caían sobre los asistentes y sus paraguas y cabezas mojadas.

Letanías del entierro de la sardina
“Aquí estamos de nuevo
En tan triste despedida,
Habrá que dar el relevo
A la sardina perdida.

Ya se ha muerto la sardina
Y la vamos a enterrar,
Con ganas de mucha marcha
Y permiso municipal.

Se acaban los Carnavales
Ya se acaba la alegría
Pero hoy nos vamos de juerga
Mañana será otro día

Vengan birras y sardinas
Venga la gente a cantar
Que bastantes cantamañanas
Cada día hay que aguantar

Y de nuevo el consistorio
Es centro de toda chanza
Ya que es algo muy notorio
Como les crece la panza

Sentados en sus escaños
Van pasando su mandato
No nos llevemos a engaño
Que no se dan un mal rato

El equipo de gobierno
Tiene un morro de cuidado.
Han subido los impuestos
Y el sueldo no se han bajado.

Y si es algo complicado
Van y lo externalizan,
Así lo dejan de lado
Y en el puesto se eternizan.

Y aunque no resuelven nada
Y vivan siempre del cuento
Lo que digan los vecinos
No les importa un pimiento

Las obras no acaban nunca
Una con otra encadenan
Y proyectos que se truncan
Pues no merecen la pena.

Los nuevos contenedores
Están haciendo furor,
Y sobran trabajadores:
Con uno solo es mejor…!

Si la ciudad está muerta
Y no se le ve futuro,
Ellos se encogen de hombros
Y luego se fuman un puro.

Y el carril bici coleando
Sin encontrar solución
Pocos lo están utilizando
¿Mereció tanta inversión…?

Y nos suben los impuestos
A la menor ocasión
¿Acaso se creen estos,
Santos dignos de devoción?

Las mentiras, los insultos,
Las promesas sin cumplir,
Se esparcirán la espalda
Y no les importa mentir.

Mientras ellos se pelean
Por quién tiene la razón,
Nuestros bolsillos saquean
Sin ninguna compasión.

Que no nos coman el coco.
Aseguran y prometen,
Al pardillo se la meten
Y siempre les parece poco.

Lo sabe hasta la sardina
Que prefirió el Carnaval
Haciéndole cuchufletas
Al rollo municipal.

El salario mínimo crecerá
Hasta ahí todos de acuerdo;
Pero si hay que tributar
Los mandaremos al cuerno.

Que tributen los más ricos,
Que son los que más tienen;
Y dejan a los “curritos”
Haciendo ya cuanto pueden.

Buen humor, fiesta, alegría
En su propio funeral.
Terminamos esta noche
Y el año que viene… ¡más!”