La ONG católica ha destacado su compromiso con un modelo económico más inclusivo y solidario. La jornada anual contra el hambre se celebrará el domingo en toda España, con colectas en parroquias y diversas iniciativas solidarias para recaudar fondos.
 

En la diócesis de Ávila, los fondos recaudados se destinarán a seis proyectos de cooperación en el Perú, la República Democrática del Congo y la India. Entre ellos, se incluyen iniciativas para mejorar la atención sanitaria a personas con lepra y tuberculosis, la formación en higiene y nutrición en pueblos tribales, la educación de jóvenes con discapacidad auditiva, la prevención del embarazo adolescente y la mejora de las condiciones de vida de huérfanos.

La presidenta de Manos Unidas en Ávila, Encarnación Jiménez, ha recordado que el año pasado se recaudaron 190.000 euros, una cifra que, aunque insuficiente para costear todos los proyectos, permite contribuir a su ejecución junto a otras delegaciones. A nivel nacional, Manos Unidas cuenta con 71.442 socios, 6.500 voluntarios y 550 proyectos en 51 países.

Actividades

Como parte de la campaña, se han programado diversas actividades solidarias en Ávila y su provincia. Este viernes, en el Colegio Milagrosa-Las Nieves, tendrá lugar el tradicional bocata solidario, coincidiendo con el Día del Ayuno Voluntario, que culminará con una eucaristía en la parroquia de San Pedro Apóstol. Además, el día 18 se celebrará una feria en San José Obrero, y el 9 de marzo, la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza organizará su cocido solidario, que cumple 12 ediciones.

También se llevará a cabo la campaña 'Siembra tu futuro', en la que niños de catequesis plantarán flores para venderlas en mayo en el convento de Santo Tomás. Otros eventos destacados incluyen mercadillos en septiembre y diciembre, así como iniciativas solidarias en distintas localidades de la provincia.

En la presentación de la campaña, la misionera Carmen Morales, que ha dedicado su vida a la cooperación en África, ha halado de una experiencia que describe como “muy rica, sobre todo porque el contacto con culturas que son muy diferentes a la nuestra te enriquece muchísimo”.

Experiencias

A lo largo de los años, ha trabajado en países como Costa de Marfil, Burkina Faso, Togo y Camerún: “parece que África es todo igual y no” explica, ya que cada uno tiene su propia identidad y desafíos. Mientras que Costa de Marfil “era muy rico, ahora ya es menos”. Burkina Faso, en cambio, se caracteriza porque  “la gente es muy recia que lleva adelante con unas condiciones geográficas y climáticas muy malas”, mientras que Togo destaca por su hospitalidad “puede ser esa su característica principal, y la gente te acoge, bueno, en general te acogen muy bien en toda África, pero en el Togo particularmente”.
 

En Camerún, Morales pasó un año en la selva conviviendo con comunidades pigmeas, una de las muchas regiones del país que muestran su diversidad geográfica y cultural. A lo largo de su trayectoria, ha sido testigo de la dura realidad de muchas comunidades, pero también del impacto positivo de la educación y la cooperación internacional en sus vidas.

Uno de los proyectos más significativos que ha desarrollado con el apoyo de Manos Unidas fue en Camerún, donde trabajó con jóvenes en situación de vulnerabilidad. Con el objetivo de mejorar su alimentación y salud, impulsó un proyecto agrícola que incluía un huerto, un área de plantas medicinales, una pequeña granja avícola y una piscicultura de tilapia. “Nosotros pusimos el terreno, pero Manos Unidas nos ayudó para construir una granjita muy chiquitita y una piscicultura, es decir, un estanque”, explica. Gracias a esta iniciativa, las jóvenes aprendieron a cultivar y conservar alimentos, así como a mejorar su nutrición.

La misionera destaca la rigurosidad con la que Manos Unidas supervisa cada proyecto: “tienes que dar cuenta de todo, mandando todas las facturas hasta el último euro”. Para ella, el mayor logro ha sido contribuir a la autosuficiencia de estas comunidades, enseñándoles habilidades que les permitan mejorar su calidad de vida de manera sostenible.

Las cifras globales siguen siendo alarmantes: 733 millones de personas pasan hambre, 250 millones de niños no están escolarizados y 2.000 millones carecen de acceso a agua potable, según los últimos datos de la ONU y la FAO. Manos Unidas insiste en que la lucha contra la pobreza debe ir más allá del crecimiento económico y centrada en garantizar condiciones de vida dignas para todos.