Su nieta, Miriam Martín, ha relatado los episodios que vivió su abuela y de los que responsabiliza a la dirección del centro que, aunque es de titularidad municipal, está cedida su gestión a la empresa Nexus Integral. Entidad que, a su vez, gestiona dos residencias más en la provincia: Mombeltrán y Casavieja.
Los hechos que denuncia Martín, se fueron produciendo desde que su abuela ingresó en la residencia con motivo de su demencia y que la hacía ser una persona dependiente. Y es que, tras una caída al primer día de ingresar en el centro, que provocó una rotura de cadera que la obligó a pasar por quirófano, se desencadenaron una serie de hechos que provocaron en Manuela escaras por diferentes partes del cuerpo, tan graves que dejaban al descubierto parte del hueso.
Según denuncia su nieta, tras la operación, los puntos de la cirugía no fueron retirados a tiempo, pese a que estaba indicado en el informe médico que debían quitarse una semana después. Pero solo fue por la insistencia de los familiares -concretamente de una de las hijas de Manuela- cuando, un mes después de la operación, fue uno de los coordinadores de la empresa quien tuvo que retirar los puntos a la usuaria. Esto derivó en una infección que prolongó su inmovilidad, impidiendo su rehabilitación.
Durante los cuatro meses de estancia, la anciana sufrió repetidas deshidrataciones, infecciones y heridas graves que la obligaban a ser hospitalizada. Según Martín, la falta de cambios posturales provocó que las rojeces iniciales ocasionadas en el hospital, evolucionaran en escaras graves, llegando a exponer el hueso de la cadera en una de las heridas o la falta de la mitad del talón.
La familia denuncia que el personal de la residencia no les informó sobre estos problemas, y solo lo descubrieron al observar a su abuela inquieta y llorando en Navidad: “El día de Nochebuena, cuando fuimos a verla, no podía parar de moverse, estaba superinquieta, nos miraba y lloraba. Porque ella ya tenía la demencia muy avanzada y no se comunicaba. Fuimos a decírselo a una de las celadoras y una de las chicas nos dijo: 'pero ¿no se han informado de que tiene esto y que le han prescrito una siesta para cambiar la posición cada ciertas horas porque no puede estar todo el día sentada?'".
Ante la falta de información, que desde la familia señalan como algo habitual, acudieron de nuevo a hablar con la directora del centro: “ella decía que no, que es que ella no sabía que se había prescrito eso”.
Pañalitis
“Decían que tenía una pequeña rojez en la cadera. No, eso no era una pequeña rojez. Eso era una escara en la que se le veían los tejidos. Y no sé si fue la doctora, creo recordar, que dijo que eso era pañalitis”, ha narrado Miriam Martín.
Una situación que llevó a la anciana a ingresar de nuevo por el hospital, de dónde salió con “una herida en el talón, que era muy pequeñita y no llegaba a ser escara como tal. Y lo tenían en los dos talones”. Heridas “que a lo mejor medía un milímetro. Pero es que a la semana que se fue de ahí resulta que ya no era un milímetro, eran de diez".
“Una se lo curaron en el hospital y la otra estaba casi a punto de curar. Cuando llegaron, había un informe detallado con las curas que la tenían que hacer, lo que tenían y lo que no tenían que hacer. Entre ellos ponían que no podía estar calzada con zapatillas. Pues al día siguiente llegamos y estaba con las zapatillas de deporte puestas”, ha criticado la nieta de Manuela Rubiano.
A pesar de la insistencia de los familiares por reivindicar la atención y los cuidados que requería la usuaria, las heridas empeoraban: “Nosotros íbamos a decírselo [a la directora]. Y ella decía: sí, sí, luego le hacen la cura y se lo cambian. Y nada, o sea, no hay curas, no hay nada. Yo entiendo incluso, a mi parecer, porque evidentemente no lo sé, que ni tan siquiera había una higiene, porque si tú la lavas y estás viendo eso, no lo mantienes así, podrido y negro”.
La versión de la dirección del centro apunta que, según los cuidados médicos, existen ciertas heridas que requieren un mantenimiento del parche de manera prolongada para que haga efecto.
Visitas del personal sanitario
Y es que, según relata su nieta, el centro solo recibe una visita semanal de un médico y de un enfermero del Centro de Salud de El Tiemblo, después de que la plaza convocada por la residencia quedase vacante. Aunque desde la dirección de la residencia, aseguran que el enfermero visitaba a la paciente dos o tres días a la semana, en función de la consideración por parte del enfermero.
En este sentido, explica la nieta que la justificación de la directora ante la insistencia de las curas y los cambios por parte de la familia, era que "la residencia más o menos funciona así y que nosotros no sabíamos lo que es una residencia y que a curarla venían lo que tenían que venir que es una vez a la semana porque claro no tienen enfermera que venía del ambulatorio”. Aunque en palabras de la nieta, la directora se defendía asegurando que “si le han hecho mal la cura, si eso está así tapado, es que eso es culpa de la enfermera que ha venido a curarla del ambulatorio, entonces nosotros no podemos tocar eso”, por lo que la nieta defiende que “si estás viendo que eso huele a podrido, que eso está sangrando por debajo de la gasa, llámala otra vez. Las veces que hagan falta”.
Por todo ello, y tras cuatro meses en la residencia de El Tiemblo, sus familiares la trasladaron a otro centro. Algo que fue difícil debido a la dependencia de la anciana y las pocas plazas disponibles en otros centros. Finalmente, fue trasladada a finales de diciembre a otro centro, donde el personal se alarmó por su estado: “Nos pidieron informes y pensaron que era maltrato familiar por cómo llegó”, explica la nieta de la anciana, quien ha señalado que, aunque intentaron tratar las escaras y la infección, el deterioro era irreversible.
“Mi abuela no habría fallecido tan pronto de no ser por esto. Porque duró seis meses desde que entró en la residencia. Entonces, al final, alguien tendrá que tener alguna responsabilidad en esto. Y desde nuestro punto de vista, la responsabilidad parte de la dirección del centro, ya no tan siquiera la empresa, que también tendrá que supervisar lo que ocurre en cada centro que tenga, pero al final quien gestiona, eso es la dirección del centro y es la directora del centro”, ha criticado.-
La dirección se defiende
Por su parte, la directora del centro, Ana Moreno, ha asegurado que la comunicación con la familia fue fluida, de la misma manera que defienden haber seguido las pautas indicadas por el enfermero del centro de salud, que, además, era la persona encargada de realizárselas.
Por todo ello, la familia denunció a la residencia ante la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, que concluyó con una inspección rutinaria este mes en la residencia, que alberga a unos 46 usuarios. Un control que corroboró el cumplimiento de la ratio establecida entre personal directo y paciente, según ha detallado la directora.
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Tembleño | Sábado, 25 de Enero de 2025 a las 16:49:16 horas
Que pasa no tienen nada que decir los humanitarios del famoso ascensor? O acaso esto no es importante?
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