Se trata de un jubileo ordinario para toda la Iglesia, que tiene como lema ‘Peregrinos de la esperanza’, que busca poner el foco en una de las virtudes teologales.

Con este motivo, el obispo Jesús Rico García, ha hecho llegar una carta a todos los fieles de Ávila, en la que explica que el gran número de años jubilares vividos recientemente en la diócesis pueden hacer pensar que “éste de 2025 es tan sólo uno más, sin darle su justa importancia”. 

Sin embargo, añade, hay al menos tres factores que lo hacen distinto “y singularmente significativo”. En primer lugar, el próximo jubileo es universal, a diferencia de los vividos recientemente, “que tienen un carácter meramente local”. 

“Que seamos congregados en una celebración común es algo que fortalece nuestros vínculos de fraternidad. En cierto modo, durante todo este año hacemos como Iglesia, gracias al Jubileo, lo que como familias hacemos en torno a la mesa de Navidad: disfrutar de estar juntos, subrayando que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. En este sentido, todo jubileo universal quiere ser un signo de esa paz que tanto necesita el mundo en nuestros días”, señala en la carta.

En segundo lugar, la importancia de este jubileo radica también en el hecho de la gracia de la indulgencia plenaria, que el obispo de Ávila define como “la filigrana más delicada del inmenso amor de Dios por nosotros”. 
Explica que es una indulgencia muy necesaria en un mundo en el que “quizá nunca como en nuestros días se haya hablado menos del pecado, pero se hayan sufrido más sus consecuencias. Parecen crecer inexorablemente las guerras, la pobreza, la discriminación, los niños sin amor, las familias rotas, las adiciones, la desesperación, la contaminación, las heridas internas que nos marcan y nos entristecen profundamente...".

Por último, recuerda que los jubileos ordinarios “se convocan en torno al gran acontecimiento de la redención: la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Es lo más grande de nuestra fe, lo que da sentido a todo lo demás. El Hijo de Dios se hizo hombre para que los hombres lleguemos a ser hijos de Dios”.

Indulgencia plenaria
Una de las gracias que nos ofrece el jubileo es poder lograr la indulgencia plenaria con las condiciones acostumbradas de peregrinar a un lugar sagrado, que, en el caso de la diócesis de Ávila será solo la catedral, y allí participar en una celebración litúrgica en un día jubilar o dedicar un tiempo a la oración personal. Después, rezar expresamente por las intenciones del pontífice, confesarse y comulgar. Esos dos últimos requisitos, la confesión y la comunión eucarística, pueden ser diez días antes o después de realizar la peregrinación.

Tras la apertura de la puerta santa en Roma, en las diócesis de todo el mundo la apertura del jubileo se hará de forma conjunta el 29 de diciembre. En Ávila se celebrará el domingo 29 en la basílica de San Vicente (17 horas).

Se celebrarán los ritos iniciales, la lección de los pasajes de la bula ‘Spes non confundit’, para después emprender una procesión hasta la catedral portando un crucifijo que, como pide la Santa Sede, estará después en el altar de la Catedral durante todo el año jubilar. 

Una vez que los fieles lleguen al templo a la Catedral, se entrará en el templo solemnemente y concluirá allí la eucaristía. “¡Ojalá seamos muchos los que nos congreguemos ese día, como manifestación visible y significativa del Pueblo de Dios que peregrina en Ávila!”, expresa el obispo en su misiva pastoral.