Francisco Javier Hernández Varas, codirector del centro organizador, destacó la relevancia de este enfoque afirmando que “utilizar en educación los conocimientos de la neurociencia, con el fin de mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, es uno de los avances e innovaciones en educación que se están implantando en las aulas de todos los niveles educativos”. Esta perspectiva fue el hilo conductor de las jornadas, que combinaron teoría, aplicaciones prácticas y estudios de casos concretos.
Entre los temas centrales se presentó un modelo educativo denominado ‘Croqueta’, desarrollado en el Colegio Diocesano. Este modelo se fundamenta en los principios neurocientíficos y busca un aprendizaje significativo y adaptado a las necesidades de cada alumno. Además, las jornadas incluyeron estrategias para abordar las dificultades de aprendizaje desde una perspectiva neurocientífica.
El programa se estructuró en tres sesiones, cada una liderada por expertas en neuroeducación y neuropsicología, quienes aportaron diferentes perspectivas y herramientas para aplicar los conocimientos neurocientíficos en el aula.
De la teoría a la práctica
Bajo el título ‘Neuroeducación, de la teoría a la práctica’, María Nieto Sobrino, doctora en neuroeducación, introdujo los conceptos básicos de esta disciplina. Subrayó la importancia del aprendizaje emocional, la motivación y el aprendizaje significativo que emergen del funcionamiento del cerebro. Además, ofreció pautas prácticas para trasladar estos conceptos a las aulas.
Nieto Sobrino explicó cómo las emociones y la motivación pueden potenciar la capacidad de aprendizaje, destacando que “el cerebro aprende mejor cuando se le estimula con experiencias significativas y emocionalmente relevantes”.
Por su parte, María Sánchez Calvo, doctora y máster en neuroeducación, lideró la sesión titulada ‘Aplicamos la Neuroeducación en el aula: juego, emoción y aprendizaje’. Desde su experiencia como orientadora educativa en el Colegio Diocesano, presentó el modelo educativo basado en la sorpresa, la creatividad, la gestión emocional y el movimiento.
En su intervención, explicó la importancia de las funciones ejecutivas para consolidar aprendizajes y describió dinámicas, programaciones y materiales diseñados para alumnado y profesorado, tanto en formato físico como digital. También detalló cómo involucrar a las familias y propuso itinerarios personalizados para atender a estudiantes con distintas necesidades. Según Sánchez Calvo, “crear situaciones de aprendizaje desafiantes con roles diversos permite a los alumnos desarrollar habilidades clave y consolidar aprendizajes de forma más profunda”.
La doctora Victoria de la Orden Acevedo cerró las jornadas con su intervención sobre ‘La Neuroeducación en la mejora de las dificultades de aprendizaje’. Experta en neuropsicología y terapia integrativa, abordó trastornos como el TEA, TDAH y la dislexia, desde el punto de vista del funcionamiento cerebral.
De la Orden Acevedo amplió su análisis a las dificultades emocionales y conductuales, destacando su creciente prevalencia, especialmente en adolescentes. Subrayó que “una intervención basada en los principios neurocientíficos puede marcar la diferencia en el desarrollo y aprendizaje de estos estudiantes”, y proporcionó estrategias prácticas para su abordaje en el aula.
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