González ha destacado que apenas 20 países han legalizado esta práctica, subrayando que supone una violación de los derechos fundamentales de mujeres y niños, quienes son tratados como “objetos de transacción”.

En un acto organizado por la asociación Cámbium, fue categórica al afirmar que la gestación subrogada convierte a las mujeres en "medios de producción" y a los niños en "productos que pueden ser comprados, vendidos o regalados". Señaló que, detrás de esta práctica, hay un interés económico que la perpetua. "Estamos hablando de un negocio que, según los datos de Stop Surrogacy, moverá unos 35.000 millones de dólares en 2025", ha explicado. De esta forma, la abogada, que ha publicado su segundo libro sobre este asunto, ha insistido que el trasfondo de esta industria es eminentemente económico.

También ha hecho una crítica especialmente dura al modelo estadounidense, donde la gestación subrogada es legal en muchos estados. Según ella, Estados Unidos es un país en el que "el mercado lo rige todo", y donde "las personas se pueden comprar, vender o regalar", planteando una disyuntiva para España: “si queremos ese modelo, pues adoptemos el modelo de Estados Unidos”, aunque “tenemos otros valores y nuestro derecho se asienta en los derechos humanos y en el respeto a las personas”.

Ucrania y México

Ha advertido sobre el papel de los países en vías de desarrollo en este negocio, dado que, antes de la guerra, Ucrania era el epicentro de la gestación subrogada, con unos 2.500 niños exportados al año. Sin embargo, el conflicto ha hecho que las empresas que operaban en Ucrania estén moviendo sus operaciones a países como México. 

“La gente va a países pobres donde las mujeres son vulnerables a traerse niños”, ha lamentado, para pedir un debate público sobre los vientres de alquiler, subrayando que se trata de una práctica prohibida en España y Europa, y “profundamente inmoral”. “El dinero es lo que mueve esta historia", ha afirmado, llamando a reflexionar sobre qué tipo de país se quiere ser en relación con los derechos humanos.

La abogada también ha insistido en que en España el marco legal prohíbe estas prácticas. Sin embargo, lamenta que, a pesar de las restricciones, estas siguen realizándose en el extranjero y que las autoridades españolas no toman medidas adecuadas para impedir la entrada de niños nacidos mediante gestación subrogada: “tenemos niños de primera, que están protegidos por la ley, y niños de segunda que no lo están”, ha dicho, en referencia a la falta de acción por parte del Estado y a lo que ella considera una “dejación de funciones” en la protección de los menores.

Niños en España

Además, ha advertido que el Parlamento Europeo califica la gestación subrogada como "violencia" y que, sin embargo, en España, no se está persiguiendo el delito con la intensidad que corresponde, y ha criticado la supuesta inacción de la Fiscalía, que, según sus palabras, no actúa con firmeza alegando que "los niños ya están aquí". González ofrece como solución que los pequeños vayan a “familias que sí cumplan los criterios” mientras que quienes no cumplan la ley sean procesados.

Ha hablado de dos casos recientes de personas que han sido procesadas por participar en esta práctica, y que involucraban a ciudadanos que acudieron al extranjero para llevar a cabo procesos de gestación subrogada, actividad que es ilegal en España.

Por otra parte, González se ha referido a la manipulación mediática y la normalización de esta práctica por parte de figuras públicas. Según sus palabras, algunos “famosillos” promueven la gestación subrogada como si estuviera ligada a "sentimientos nobles" como el amor o la familia. Sin embargo, González ha asegurado que este discurso solo busca "saltarse la ley" y que no tiene en cuenta los derechos del menor, que, según el marco jurídico español, deben ser protegidos en todo momento.