Después de haber recibido una placa del Ayuntamiento en reconocimiento a sus logros y la presentación por parte del alcalde de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, el abulense que ha logrado traer a la provincia la primera Estrella Michelín de la historia, convirtiéndose en el chef más joven en lograrla, comenzaba su discurso en lo que ha definido como “la mejor ciudad del mundo”.

“Hoy es uno de esos días bonitos para compartir”, comenzaba narrando el chef, confesando que “hace siete años, cuando aún estudiaba en el instituto, su mayor idea fue siempre la de huir, lo más lejos posible”. 

“En Ávila crecemos con frío y el estigma de tener que salir para labrar un futuro, o al menos eso fue lo que yo aprendí. Me forjé en la idea de partir y regresar si acaso en Navidad”, ha reivindicado, recordando que fue durante su época en San Sebastián cuando se percató del apego de sus compañeros a su tierra y el orgullo que suponía para ellos cocinarla, mientras él aún justificaba que Ávila era “una ciudad pequeña cerca de Madrid”.

"Que se vayan"

De esta manera, mientras Casillas ofrecía un discurso en el que muchos jóvenes se podían sentir identificados, miembros de las peñas de Ávila han interrumpido en la plaza con abucheos y cánticos como “sin peña no hay fiestas” o “que se vayan” en referencia a la corporación municipal del Ayuntamiento. Un cántico que también ha sido respaldado por algunos de los asistentes al pregón. 

Casillas, con mirada desencajada y sin levantar la mirada del papel, continuaba el discurso aunque en su rostro se podía percibir el desconcierto antes los gritos de los presentes que mostraban su descontento con la corporación municipal del Consistorio, después de haber reducido el horario de las casetas de las peñas en las fiestas de verano. 

Una imagen que ha obligado a echar la vista atrás, cuando en 2013, el que fuera regidor, Miguel Ángel García Nieto, decidió suprimir los pregones de las fiestas de verano tras dos años de abucheos. 

El regidor de la capital animaba al chef con muestras de apoyo tocando su hombro y parecía que funcionaba, pues el chef ha continuado su intervención sin dejar que los cánticos estropearan un momento especial. Por ello, el joven ha elevado la voz, aunque los abucheos y pitidos se dejaban sonar por encima de unas palabras que reivindicaban, precisamente, lo mismo que quienes abucheaban: un futuro en Ávila para los jóvenes. 

"En Ávila sí se puede"

“Estar hoy aquí es para mí un triunfo de la esperanza, porque todos los premios son efímeros, pero la verdadera vocación de volver era precisamente tener la oportunidad de alumbrar el futuro. Quizás el Carlos adolescente no habría creído estas historias de haberlas escuchado antes de tiempo. Pero hoy puedo asegurar con firmeza que en Ávila sí se puede”, manifestaba orgulloso. 

El joven abulense eligió Ávila para establecer Barro, el restaurante con el que ha logrado la primera Estrella Michelín de Ávila: “podría haber elegido cualquier lugar del mundo, pero elegí este porque aquí he conocido a las mejores personas con las que compartir vida”. 

"Que viva el futuro, los jóvenes y los que nos cuidaron antes"

Y aunque resulte paradójico, mientras otros de edad similar a la suya, no cesaban en los abucheos, el chef lanzaba un mensaje a los abulenses, especialmente a los jóvenes: “Seamos inconformistas, luchemos y creamos en una ciudad mejor, llena de cuidado, amor, igualdad y respeto, como estas fiestas que hoy comienzan. Que viva el futuro, los jóvenes y los que nos cuidaron antes”. 

Finalmente, nada ha impedido que Carlos Casillas finalizase con eufórico: “Que vivan las fiestas de Santa Teresa y la puta mejor ciudad para nacer del mundo”.