¿Por qué decidiste dedicarte al sector del sonido?

Yo soy músico, no vivo de ello, pero llevo tocando la batería toda la vida y siempre me ha gustado la música. Entonces ya que de músico no pudo ser, pues este curro me permite estar en contacto con profesionales de la música y aprender. 

También porque aunque es un curro duro, la verdad, es que cuando te sale bien un bolo, y me refiero a concierto, y ves -u oyes más bien (ríe)- que suena bonito, te llena y dices: “joder, esto en parte es gracias a mí”. Y digo en parte porque no estoy yo solo, tengo unos compis de la leche mucho mas profesionales que yo, la verdad. Y eso también me hace sentir bien. Así que saludos a Byron, Fer, Sandra y Nano que en el curro sin ellos, no soy nada.

¿Cuánto tiempo llevas dedicándote a ello?

Llevo creo que unos 15 años… Por ahí andará, un año más o un año menos.

¿Cuál ha sido el proyecto o evento más importante o difícil en el que has trabajado y cómo lo enfrentaste? 

Una vez me dijeron que el bolo más difícil es en el que tienes solo un micro, porque como se rompa pues estás jodido (ríe). 

Es una pregunta difícil, porque he hecho de todo y bolos muy grandes. Desde mítines con políticos importantes, a teatros con actorazos o conciertos con grupazos. 

Tengo de todo un poco en la mochila de los recuerdos. Es lo que tiene mi curro, que es muy variopinto. 

Los bolos los enfrento por igual, es curro y no me importa la importancia del evento, sino que salga bien y que lleguemos bien a casa, eso también es importante, y mucho, además (ríe).

¿Cómo solventas los problemas técnicos que surgen durante un evento en directo?

Con actitud y sin miedo. Por ejemplo, si tienes que salir en el Lienzo Norte con 1.000 personas a cambiarle la pila de la guitarra a Miguel Ríos, pues sales (ríe). No lo piensas, solo lo haces y eso lo da la experiencia. 

Al principio flipaba cuando entré a currar. Imagina 100 cables conectando cosas. Si había algún problema, mis compis reducían el fallo a dos cables y sabían que era de ahí. Yo decía: “joder, qué linces”. Ahora yo hago lo mismo, pero se hace sin miedo ni vergüenza y si te toca salir en mitad de un bolo al escenario a arreglar algo pues se hace con estilo y una sonrisa (ríe). 

¿Ocurre con frecuencia?

Bueno, hay muchas conexiones y muchas cosas funcionando y en cualquier momento puede pasar cualquier cosa. No es habitual, pero tienes que estar preparado. 

¿Cuál es la parte con la que más disfrutas de tu trabajo?

Las bromas con los compis, porque como tengamos el día tonto.... puede ser terrible (ríe). os técnicos de sonido y luces somos una especie peculiar, estamos un poco locos y a mí me encanta. El sentido del humor es fundamental. 

¿Y lo que menos?

Los nervios antes de empezar un bolo. No me acostumbro y los cinco minutos antes de empezar me pongo nervioso (ríe). Y me da que esto no se me pasará con la edad. 

¿Compaginas tu trabajo con algún hobby?

Sí, por supuesto. A ver, esto es curro, pero no soy solo Julio el de Alquimia. 

Me encanta ir a Gredos a rutear y si puedo hacer vivak y dormir allí, pues mejor. Además, tengo dos grupos de música: Hck hardcore krash y Kylowatios, que me dan mucha vidilla. Así que abrazacos gordos a Kroke, David, Toño, Ángel y Virgi que son la caña. 

También me estoy haciendo una casita en un pueblo sin tener ni idea de albañilería. Me encanta ir al gimnasio  a las 7 de la mañana, y ponerme heavy y death metal mientras hago dominadas (ríe). 

También me gusta leer. Estoy con ‘Todo arde’ de Juan Gómez Jurado. Y por supuesto, me gusta estar en casa con mi chica y mis peludos que son los que más alegría me dan. Si solo fuera Julio de Alquimia sería muy aburrido (ríe).