Del Sábado, 06 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 10 de Septiembre de 2025
Villanueva del Aceral ha acogido el encuentro poético ‘Brizna’ bajo el título ‘Lámparas de fuego’.
Atardece en Villanueva y se encienden las palabras en un intento de llegar a las entrañas, allí donde se forjan las caricias y los miedos, las dudas y las pasiones.
El escenario es un ‘locus amoenus¡, un paraíso que invita al silencio, a la introspección, al diálogo sereno que, en palabras de fray Luis, nos allega a esa “descansada vida que huye del mundanal ruido”.
Durante semanas, Marisa Almeida y su familia se afanan en crear el mejor espacio para que la poesía fluya en un territorio natural que enardece los sentidos. La escena idílica, agua y vegetación, luz y penumbra, acoge a los poetas y les invita a desnudarse ante un público que se abandona para gozar de la música, de la palabra y del silencio.
En esta tercera edición, la velada se armoniza en tres momentos, tres etapas para entender el significante y el significado de ese fuego. Un primer momento que nos habla de la luz que somos y la luz que anhelamos ser; un segundo que nos invita a reconocer la hoguera que arde dentro de nuestra alma en el alma del otro; y un tercero en que el fuego, su calor, es silencio, ternura, contemplación, llama que sana la herida: lámpara de fuego que mora y “habla siempre en eterno silencio y en silencio ha de ser oída del alma”.
Alicia Beneite, fiel a la esencia de Brizna, nos lleva por un guion exquisitamente tratado y que en la voz de Juan Carlos López aventura la presencia de los poetas, de su íntimo trascender por esta noche oscura nacida del más refulgente resplandor; la luz que ciega en el encuentro con el Amado, en palabras de Juan de la Cruz: “rompe la tela de este dulce encuentro”.
Y también de la propia Alicia:
“No puedo dudar de tu Amor…
porque amo y soy amada”.
Y Javier:
“No creo en la poesía que no duele,
que no arranca de cuajo las verdades…
…
Creo en ti,
en tus versos quebrados”.
Vuelve el místico fontivereño a hablar del encuentro en su ‘Llama de amor viva’:
“¡Oh lámparas de fuego,
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
luz y calor dan junto a su querido”.
Es el preámbulo de este segundo acto, el instante que acoge a los poetas que llegan a Brizna desde distintos rincones con mensajes de aliento, de duda, de certeza, de amor.
Lucía Sesmero se interroga: ‘¿Qué pasa en el mundo del que nadie habla?’.
“Hay que guardar silencio
ante el hambre, ante la sed…
Hablemos alto, hay niños
que sufren…”
Y se recrea en versos limpios, esperanzadores y con guiños a Machado:
“Cuando vengas a verme
no olvides traer tu sonrisa,
esa sonrisa de los días
azules y serenos”.
De la mano de Silvia Schmidt, Jesús Berlanga, que es el único que no entiende su presencia en Brizna, “no tengo ningún apellido de los cinco linajes”, nos invita a aceptar:
“.. que no sé nada del tiempo…
…que mi cuerpo sería inmortal,
que estamos hechos
de recuerdos y olvidos
… que todo es pasajero
… que vine al mundo
para hacer algo por él
… que todos mis bienes
me fueron confiados en préstamo
… que los animales que quiero
eran mortales
… que la vida continuaría sin mí.
Pero acepte lo que tenía que aceptar
y así dejé de sufrir”.
La poesía que hemos denominado rural, que nace y se queda en el pueblo, viene de la mano de Lorenzo San Pedro.
“Disfrutar la primavera
cuando la luz del sol
cada día va creciendo
y van saliendo las flores
en su bello apogeo…”
El maestro Pablo Jesús Berlanga acaricia el teclado con sus dedos y nos lleva de Bach a Queen, de Händel a Nicola Piovani, en una suerte de juego que aporta cromatismo a los versos, serenidad y ternura a todos los asistentes. Y nos regala imágenes de ¡La vida es bella' interpretando 'Buongiorno principessa' o de Granada mediante 'Recuerdos de la Alhambra' de Tárrega.
Roberto Cortés viene “Con la certeza de que lo que hacemos en esta vida tiene su eco en la eternidad”.
“Lo mejor de mí
está por llegar.
Para que una estrella brille
es necesaria la oscuridad”.
Máximo Martín Baz viene de la cuna del místico con 'Palabras para Pablo y Alicia', vinculándonos con el Brizna de 'La palabra como Bálsamo' de la segunda edición.
“… fue tan solo un pensamiento
las cañas de Brasil
las margaritas blancas y aquel ciprés
apuntando a la noche
me avisaron
y el tiempo se detuvo en Villanueva
era verano”.
Iván Melguizo ha venido a Brizna con esa frescura de la juventud, con la pasión por el verso, el teatro, el cine. Ha puesto voz a sus dos abuelas.
“Ver cómo sobre Madrid el sol se alza y el horizonte se vuelve malva. Con el viento a mi espalda. Oír las risas, la brisa y los pájaros. Ser un mero espectador en un mar de vidas: en la lejanía, no sé si lo ves, dos enamorados fundidos en un beso, como en un cuadro de Hayez, el mundo se detiene en ellos”.
“Cuando yo me muera ponerme a Pavarotti”.
“… que solo quede tirar mis cenizas en el faro del mar Menor y cada uno a su casa”.
La llama sanadora emana en la noche cerrada de Villanueva del Aceral. El sonido abrumador del silencio del público está deseando romperse y pedir, como Lorca, “que se apaguen los faroles y se enciendan los grillos”.
Pero no. Brizna se extiende hasta bien pasada la noche, porque no queremos que acabe; deambulamos de círculo en círculo aprehendiendo vivencias, rescatando anécdotas, rastreando personas plenas de vida. Como el propio Lorca y también Neruda, hemos salido de los focos para ser, como dice nuestro amigo Fabio, agentes de la 'Poesía Secreta'.
Nadie mejor que el maestro Adolfo Yáñez, asistente al evento, para describir lo que vivimos: “Brizna es magia, deleite, melodía, lirismo, estremecimiento, unión con el Todo, trascendencia, amistad, fusión de las estrellas con un maravilloso hogar de Villanueva del Aceral”.
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