Según Pedro Ismael Martín, coordinador del campo de ensayo de Cisla, “el año climatológico ha perjudicado mucho el cereal de la provincia, y de hecho la gran cantidad de agua caída en las fechas clave de sementera y la posterior afectación de los hongos han convertido la campaña cerealista en La Moraña en ciertamente complicada y, desde luego, nada buena”.

Con semillas R1, R2 y R3, “los resultados han sido altamente esclarecedores en cuanto a rendimientos, resistencia a enfermedades, y nivel de germinación en las distintas parcelas, y, por lo tanto, de productividad en las mismas”.

Los servicios técnicos de UPA concluyen que las semillas de cebada certificada R1 y de R2 han ofrecido hasta un 19% más de rendimiento productivo que las semillas de reempleo de tercer año (R3). En los trigos ese porcentaje ha alcanzado un incremento del 15%.

En el caso de las cebadas, los rendimientos medios de R1 y R2 en un año muy complicado como este han sido de 2.300 kilos por hectárea frente a los 1.850 kilos obtenidos con la R3, una diferencia de aproximadamente 450 kilos de diferencia por hectárea.

Mejores rendimientos

En el caso de los trigos, los resultados del ensayo también son concluyentes. Los rendimientos medios de semillas de calidad R1 y R2 han dado 2.100 kilos por hectárea frente a los 1.800 kilos de las R3. Una diferencia de 300 kilos, casi un 15% de diferencia entre las mejores semillas de trigo y las de tercer año.  

“Lo más relevante del ensayo -ha destacado el coordinador- es el mejor comportamiento de las semillas de calidad demostrando con cifras que los rendimientos son superiores, e incluso han resistido mejor las diferencias extremas de temperaturas y enfermedades como los hongos, y además han tenido mayor capacidad de germinación, demostrando que esta se reduce en un porcentaje importante tras la segunda siembra como se ha demostrado con los datos a pie de campo”.

Así, subraya que en el contexto actual de cambio climático, “y en este caso en una campaña como la actual, que viene precedida de un año desastroso como el 2023 tanto a nivel de producción como de precios, la diferencia de hasta casi un 20 % de rendimiento entre unas semillas y otras es ciertamente relevante a nivel de rentabilidad para una explotación familiar”.

Martín señala que “es muy interesante que se pueda visualizar en qué se traduce el desarrollo de las nuevas variedades y la importancia de la mejora genética realizada por las empresas de semillas”, con el objetivo de “buscar las opciones que mejor se adaptan a nuestros terrenos y a la dura climatología que sufrimos campaña tras campaña”.