Del Viernes, 10 de Octubre de 2025 al Lunes, 20 de Octubre de 2025
Porque fueron, somos

M. Rafael Sánchez es docente y autor del libro ‘Porque fueron somos’.
Este jueves 23 de mayo presentamos en el palacio de los Serrano el libro ‘Porque fueron, somos’. Maestros y profesores de la II República en Ávila (Editorial Dr Buk). Y lo hacemos en este espacio por la carga simbólica que encierra, pues este edificio fue durante el tiempo republicano, sede del Gobierno Civil de la provincia.
El libro es fruto de una quincena de años de investigación y constituye, en sí mismo, un acto de exhumación simbólica al desenterrar del olvido a los protagonistas de la educación en nuestra provincia durante ese período histórico, recuperando su memoria con sus vidas, rostros, labor educativa... También el libro quiere ser un homenaje a ellos, pues cada acto de dignificación y recuerdo es un reconocimiento a su entrega profesional y social. Me gusta pensar que, de alguna manera, el libro es una poética de la reparación y un acto de justicia. En este cauce escrito a lo largo de sus páginas, varios son los familiares que han dejado escritas sus palabras para que este río fluyera como agua testimonial.
Como autor del libro, he buscado las fuentes archivísticas y las fuentes testimoniales. Hay debate entre historiadores acerca de la importancia de unas y de otras, pero cuando quedan testigos que te pueden contar sus recuerdos de aquellos tiempos y de aquellas personas, son imprescindibles las fuentes orales, pues si solo consideramos las fuentes archivísticas, estas tienen el sesgo de que están escritas -casi siempre- por los que vencieron tras aquella contienda.
A lo largo de sus páginas quiero hacer presencia de esos docentes que se dedicaron con entusiasmo e ideas innovadoras a la enseñanza y que tan cruelmente fueron perseguidos, pues nuestra pequeña provincia fue una de las que con mayor intensidad sufrió la furia desatada a raíz del golpe de estado del 36. Algunos de ellos tuvieron responsabilidades a nivel nacional y fueron auténticos intelectuales y escritores y, al igual que los demás protagonistas de este libro, hasta ahora han estado casi totalmente olvidados.
Durante la II República se juntaron en la provincia y ciudad muchos maestros y profesores -estos, sobre todo en la Normal de Magisterio- altamente motivados por su profesión, y con un anhelo de mejora de la sociedad a través de la educación y la cultura. Eran docentes vocacionales que trabajaron sin fatiga en pos de ese anhelo. Tres cuartas partes de los maestros provinciales pertenecían a una asociación, Unitas, que junto a la Normal organizaban cursos de formación, encuentros, jornadas educativas… Bullía la actividad educadora en la provincia a tal nivel que, tras su investigación, me he permitido denominar a esta etapa republicana como la edad de oro de la educación en Ávila.
Al darse el golpe militar, muchos fueron los maestros, maestras, profesores e inspectores de educación que sufrieron con la muerte, cárcel, destierro, separación del magisterio o inhabilitación ese compromiso que con la educación y con el progreso de España habían asumido. Fueron treinta y ocho los docentes en nuestra provincia asesinados; la mayor parte, treinta y dos, a manos de las fuerzas golpistas, y seis lo fueron por milicianos anarquistas en el sur de la provincia. Unos pocos de ellos trabajaban en otra provincia. Otra cifra significativa que nos habla acerca de ese compromiso educativo y social de las maestras y maestros es que en Ávila eran 737 los que ejercían, siendo más de un tercio del total los sancionados, proporción que hace de nuestra provincia la segunda con mayor carga represiva a nivel nacional.
De alguna manera este es un libro coral y por eso el listado de agradecimientos a todas y todos los que le han hecho posible es largo. Además, como expresaba, han sido muchas las fuentes orales que lo han hecho posible, así como también son varios los familiares de estos maestros y profesores que escriben acerca de su padre, abuelo o tío asesinado o sancionado. Gratitud inmensa hacia ellos.
Como acto de reparación escrita, me permito escribir los nombres de los docentes que pagaron con su vida este compromiso con la educación en nuestra provincia. Francisco Agustín Rodríguez, Luciano Alegre García, Manuel Alonso Zapata, Frumencio Berciano Álvarez, Mariano de Miguel Barroso, Máximo de Miguel Barroso, Manuel Díaz Tortosa, Pedro Galán Martín, Antonio García Escudero, Antonio García González, Juan García Parada, Aurora García García, Aurelio Gómez Martín, Daniel González Linacero, Julián Gonzalo Saugar, Hilario Gutiérrez Palacios, Belisario Hernández Roldán, Maximiliano Jiménez Díaz, Daniel Leralta, Apolonia López Martín, Ramón López Gallego, Conrada María López Santos, Nicanor Madejón Sánchez, Amancio Madejón Sánchez, José Martínez Linares, Pedro Méndez Sánchez, Pedro Anastasio Méndez Fuentes, Publio Méndez Fuentes, Tomás Miñambres Romero, Salvador Ortega Calvo, Gregorio Pato Barbero, Segundo Pérez Nieto, Francisco Regodón Mayordomo, Máximo Sánchez Hernández, Jesús Sánchez Huertas, Hermenegildo Sánchez Jiménez, Miguel Tejerina Fernández y Alfonso Vicente Cuadrado. Cuatro maestros fueron fusilados junto a sus hijos, también maestros. También hubo hermanos que fueron fusilados. La crueldad que hubo es difícil de imaginar. Por esta razón y algunas más, ha sido una investigación muy dura de llevar a cabo.
Los ciudadanos tenemos que cuidarnos con muchas herramientas, entre ellas la del respeto y la de la verdad. Así podremos construir una sociedad democrática bien anclada, si también lo hacemos sabiendo de nuestro pasado histórico. Si este le desconocemos o está manipulado -y se sigue con esta actitud-, los anclajes democráticos siempre estarán a la intemperie y la democracia nunca estará consolidada. Podemos decir que los españoles de hoy bebemos de las aguas de la cultura, comemos de los alimentos de la educación y respiramos el aire de la dignidad que sembraron aquellas mujeres y hombres de los que se habla en este libro. Por eso, porque un día fueron, hoy somos y, también ellas y ellos con esta exhumación simbólica de sus vidas, aquí y ahora, son.
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