La insuficiencia cardíaca, síndrome clínico que ocasiona graves problemas de salud en los pacientes y un gran impacto en el sistema sanitario, ha llevado a la Gerencia de Asistencia de Ávila a actualizar el proceso asistencial.

La actualización del proceso asistencial de insuficiencia cardiaca durante 2023-2024 se ha hecho con una guía, de la que se han editado más de 400 ejemplares, y con múltiples sesiones clínicas en todas las zonas básicas de salud del área de Ávila, incluido el Complejo Asistencial.

Según la Consejería de Sanidad, este síndrome cuenta con una extraordinaria prevalencia, con estimaciones imprecisas, y con muchas complicaciones, puesto que muchas de las causas que lo originan son prevenibles, y “la prevención terciaria es crucial para evitar complicaciones mayores, hospitalizaciones o muerte”, por lo que “se  considera un problema de salud pública que debe ser abordado en todas sus dimensiones”.

En Castilla y León no existen datos de prevalencia, pero, dado el envejecimiento de la población, se calcula que se encuentra por encima del 5% que se estima en la población española. La incidencia anual estimada en poblaciones muy heterogéneas se encuentra en torno al 3%, incrementándose con la edad.

La actualización del proceso asistencial de insuficiencia cardiaca ha servido para actualizar los conocimientos de los profesionales en el manejo de la insuficiencia cardiaca para mejorar la atención sanitaria de los pacientes con esta patología en el área de salud. Para su realización se ha contado con los profesionales de referencia en esta patología.

La guía se ha presentado en un acto en el que también se han abordado tratado otros asuntos de interés para los profesionales implicados, como la mejora de la coordinación entre atención primaria y hospitalaria durante la atención del enfermo con insuficiencia cardiaca según sus comorbilidades; la actualización del tratamiento farmacológico y no farmacológico según la evolución natural de la enfermedad para preservar la calidad de vida en los pacientes; la educación en la población para que forme parte activa de su autocuidado; y la planificación compartida de la atención en pacientes con insuficiencia cardiaca al final de la vida.