Desde estas líneas, debo agradecer la colaboración de Ana María Pindado Martín(1), que además de aportar al trabajo todo el material fotográfico, es la narradora de las explicaciones que acompañan a las distintas imágenes. Estas glosas han sido transcritas con el mayor rigor etnográfico posible, respetando los localismos de la zona y los usos del lenguaje coloquial.
El artículo quedaría incompleto, si previamente a la edición de las fotografías, no trazase un breve recorrido por la evolución de las labores agrícolas en la comarca morañega a lo largo del siglo XX (2).
Hasta 1950, las labores del campo se realizaban como se habían hecho durante siglos, de forma prácticamente invariable: barbechar, binar, terciar(3), sembrar, aricar(4), escardar, segar a mano, hacinar(5), trillar, hacer montones, limpiar a viento, cribar, acarrear y, por último, empanerar (meter el grano en las paneras). Entre los años 50 y 60, tuvieron lugar cuatro hitos fundamentales para la modernización del campo español: la concentración parcelaria, la mecanización del trabajo agrícola, la aparición de nuevos cultivos y la extensión de las tierras de regadío.
La concentración parcelaria fue un plan de ordenación rural de España. Se puso en marcha a través de las Disposiciones de junio de 1952 y marzo de 1954. Tenía como objetivo reducir el número excesivo de parcelas mediante un agrupamiento racional de las mismas. Se procuró, para ello, que el valor de las parcelas adjudicadas a cada propietario coincidiese aproximadamente con el valor del total de las tierras por él aportadas.
Una vez que los labradores tomaron posesión de sus nuevas parcelas de reemplazo, procedieron a la eliminación de los ribazos y de las lindes antiguas.
Entre las consecuencias más significativas de la concentración parcelaria hay que destacar: el aumento considerable de la productividad de las tierras, la reducción de la superficie agraria destinada a barbecho, el acondicionamiento de una red de caminos entre las nuevas parcelas y la consolidación del proceso de mecanización de la agricultura.
En una etapa de incipiente mecanización de la agricultura, se introdujeron en las faenas del campo las máquinas de limpiar o aventadoras. Las primeras aventadoras funcionaban a manivela. Posteriormente, estas fueron desplazadas por máquinas aventadoras con motor.
La concentración parcelaria allanó el terreno para el empleo de una maquinaria agrícola más sofisticada: tractores, vertederas, cultivadores, cosechadoras, empacadoras…
La sustitución de la tracción animal (mulas y bueyes) por una moderna maquinaria agrícola en la labor y recolección de las tierras, tuvo una doble consecuencia socio-económica: por una parte, mejoró el rendimiento de las tierras y el nivel de vida de los agricultores; pero, por otra, esta mecanización del campo provocó un excedente de mano de obra. Gran parte de esta población rural en paro emigró a las ciudades durante los años 60 y 70.
![[Img #147537]](https://avilared.com/upload/images/04_2024/4271_morana_luis2.jpg)
Aquí están las jovencitas de antaño. Pues, yo qué sé esta foto. Porque esta tiene ochenta y cuatro años, que es del tiempo de mi papá. Esta fotografía tendrá, por lo menos, seten…, unos sesenta y cinco años. Están con la máquina de limpiar el trigo. Y una de ellas está con una criba, y la otra con una garieta. Una horca, esto se lla…, garieta, garieta (Ana María Pindado Martín, Velayos).
![[Img #147538]](https://avilared.com/upload/images/04_2024/7208_morana_luis3.jpg)
Esto son lo que había antes, el carro con las mulas. Vendrían de acarrear. Son Sise y Paco. ¡Sí! (Ana María Pindado Martín, Velayos).
![[Img #147539]](https://avilared.com/upload/images/04_2024/9031_morana_luis4.jpg)
Aquí están delante del carro, que está, está acarreando, está lleno de… haces, de trigo o de cebada (Ana María Pindado Martín, Velayos).
(1): Ana María Pindado Martín, natural de Ávila y de 53 años de edad, fue entrevistada por mí en Velayos, los días 5 de diciembre de 2009 y 28 de noviembre de 2015.
(2): Los párrafos que siguen a continuación, son una versión abreviada del capítulo “Agricultura”, de mi tesis doctoral Recopilación y estudio de un corpus de literatura de tradición oral de La Moraña (Ávila) (Salamanca: Universidad, 2012), pp. 69-72.
(3): Barbechar, binar, terciar, ‘las sucesivas labores que se iban dando a las tierras en barbecho’.
(4): Aricar, ‘labor que se hacía en el mes de marzo a la tierra cultivada, arándola por el bajo del surco’.
(5): Hacinar es colocar los haces unos encima de otros en la era.
Alondra Armuñesa | Lunes, 15 de Abril de 2024 a las 23:07:27 horas
Muchas gracias por ofrecernos este artículo tan entrañable. Eres muy buen escritor y etnógrafo. ¡Enhorabuena!
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