Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 15 de Octubre de 2025
El complicado mandato municipal surgido de las urnas hace ahora casi un año tiene su precedente en la situación que vivió la corporación municipal de Ávila tras los comicios del 8 de mayo de 1983.
Ninguno de los tres grupos políticos que en esa fecha obtuvieron representación en el Consistorio logró mayoría absoluta, que se alcanzaba con 11 de los entonces 21 concejales que componían el Ayuntamiento de la capital abulense.
La coalición electoral formada por Alianza Popular (AP), Partido Demócrata Popular (PDP) y Unión Liberal (UL), encabezada por José Luis Pujades, consiguió nueve ediles; el PSOE, con José Luis Blázquez Canales como cabeza de lista, logró siete; y el CDS, con Pedro García Burguillo, alcalde entre 1979 y 1983, obtuvo cinco.
El mandato comenzó con Pujades como alcalde pero, coincidiendo con la falta de acuerdos de gobernabilidad y aduciendo motivos personales, presentó su dimisión en el mes de septiembre.
Le sustituyó Isidoro Heras, que llegó a tomar posesión en dos ocasiones, puesto que el pleno en el que se produjo la primera fue impugnado y anulado por la justicia. Y en la segunda sesión plenaria salió elegido tras dimitir quien le precedía en la candidatura, Jesús Terciado, por incompatibilidad con su cargo como presidente de la Diputación.
Reparto de áreas
Antes de finalizar el año, con Isidoro Heras como alcalde, los tres grupos políticos alcanzaron un acuerdo que permitió repartirse las ocho áreas de trabajo con otros tantos tenientes de alcalde: tres de la coalición popular (Luis Duque, Mario Galán y José Villegas), tres del Partido Socialista (José Luis Blázquez Canales, Jesús del Ojo y Santiago Gutiérrez de la Peña) y dos de la formación centrista (Pedro García Burguillo y Sonsoles González).
No obstante, el mandato no fue un camino de rosas y en junio de 1984 Isidoro Heras presentó su dimisión, sustituyéndole Mario Galán, que ya se mantuvo en el cargo hasta las siguientes elecciones, pero los tres grupos municipales convivieron con sus distintas áreas de gobierno.
Aparte de que Ávila fue declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y de aprobarse un nuevo Plan General de Ordenación Urbana, ese periodo se caracterizó por una pertinaz sequía, agravada por la decisión de vaciar el embalse de Serones, lo que obligó a suministrar a la población con cisternas y a recurrir a las fuentes de agua potable.
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