Como marca la tradición, la jornada festiva del miércoles de aguas comenzó con una misa en la iglesia parroquial, un oficio religioso que antes se celebraba en la ermita del Cristo, cuyas ruinas, bien conservadas y consolidadas por diversas corporaciones municipales, siguen esperando una futura rehabilitación desde hace décadas.
Por la tarde, y con buen tiempo, cosa que ya hacía años que no ocurría, el vecindario y visitantes se dieron cita en el paraje del berrocal granítico que rodea la ermita para degustar los productos típicos de empanada y el hornazo, los cuales antaño eran elaborados por los famosos panaderos de Mingorría, acompañados de una limonada ofrecida por el Ayuntamiento.
La singular romería gastronómica estuvo amenizada por el grupo de dulzainas Rebolada, cuyo sonido recuperó el ambiente característico de esta fiesta local donde también tenían lugar bailes y otros juegos y entretenimientos.
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