Del Sábado, 06 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 10 de Septiembre de 2025
Más de un centenar de sacerdotes diocesanos de Ávila han participado en la mañana del Miércoles Santo en la misa crismal, celebrada en la catedral con una eucaristía en la que se han bendecido los santos óleos y los presbíteros han renovado sus promesas sacerdotales.
La celebración ha estado presidida por el obispo, Jesús Rico, junto al obispo emérito de Ávila, Jesús García Burillo; el cardenal arzobispo emérito de Valladolid, Ricardo Blázquez; y el obispo emérito de Salamanca, Carlos López.
Es la primera misa crismal del obispo desde que llegó a la diócesis, ha reflexionadlo sobre la figura del sacerdote como “amigo de Cristo”. “No hay salario mayor que la amistad con Jesús, y esto no lo debemos olvidar. No hay paz más grande que su perdón. No hay precio más costoso que el de su sangre preciosa, que no debemos permitir que se desprecie”, ha expresado.
“El Señor nos hace sus amigos, nos encomienda todo, nos encomienda a sí mismo de forma que podamos hablar con su yo”, y, recordando las palabras de Benedicto XVI, ha afirmado: “este es el significado profundo del ser sacerdote: llegar a ser amigos de Jesucristo. Por esta amistad debemos comprometernos cada día. Amistad significa comunión de pensamiento y de voluntad. En esta comunión de pensamiento con Jesucristo debemos ejercitarnos. Y esta comunión de pensamiento no es algo meramente intelectual, sino también una comunión de sentimientos y de voluntad. Y, por tanto, también de obra”.
El obispo ha pedido a los presbíteros ser “hombres de oración”. “Sin vida interior, amigos, no hay eficacia pastoral, sino un camino agónico provocado por la dispersión” ha señalado.
Asimismo, se ha fijado en la fidelidad del ministerio sacerdotal, que ha sido siempre “una noble aspiración y una tarea espiritual delicada”. “La fidelidad no es obstinación, sino saberse llamado y sostenido por alguien”, y, nombrando su propio lema episcopal, “Sé de quién me he fiado”, el prelado ha afirmado: “nuestra fidelidad es la fidelidad de Dios en nosotros. Él permanece fiel, aunque nosotros seamos infieles. En su credibilidad nos apoyamos. La constancia es hermana de la paciencia, que no se deprime ante las miserias propias, porque está enraizada en Dios compasivo, paciente, misericordioso. Pidamos, hermanos, que no nos soltemos de la mano de Dios, o mejor, que no nos suelte de su mano”.
Rico ha llamado a los presbíteros abulenses perseverar “en esta gran fraternidad sacerdotal, como siervos del pueblo de Dios, como discípulos y amantes del que se ha vencido a la muerte, y no habiendo el mundo para ser servido, sino para servir”.
María | Viernes, 29 de Marzo de 2024 a las 11:20:14 horas
Pero si ni ellos se creen lo que predican porque si lo creyeran serían mejores. menos mal que cada vez hay menos vocaciones.
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