Durante el último fin de semana se inició la fiesta con la tradicional corta de un lote de robles, cedido por el Ayuntamiento, y continuó con los jóvenes nacidos en 2006 recorriendo las calles del municipio, acompañados por un macho cabrío de juguete, cumpliendo así con una de las tradiciones perdidas. 

Durante el paseo, los quintos han "corrido" al macho por las calles avisando de su llegada con el sonido de los cencerros que portan. La jornada finalizó con una ronda adaptada a los tiempos actuales amenizada con la Charanga C-Brass.

Más de medio millar de personas acompañaron a los jóvenes en la ronda, recorriendo durante más de cuatro horas los barrios de todos los miembros de la quinta, con paradas en las que no faltaron la limonada ni los bollos, cortesía de las familias de los mozos que cumplen la mayoría de edad.

El domingo, tras haber transcurrido 30 años desde que fuera tallado el último quinto en 1994, volvió a celebrarse en Casillas ese acto en el salón de plenos de la Casa Consistorial Cada uno de los diez jóvenes que conforman la quinta, ataviados con la indumentaria tradicional de los quintos casillanos, caracterizada por las espectaculares escarapelas de colores que adornan el sombrero y la solapa de la chaqueta, fue llamado por orden alfabético para ser medido y recibir de manos de uno de los miembros de la Corporación municipal un diploma conmemorativo. 

Tras el tallaje, los quintos, cumpliendo con una más de las costumbres que habían quedado en el olvido, acudieron a la misa del Domingo de Ramos, para acabar con una degustación de bollos y vino en la plaza de España, en una fiesta que planean celebrar en los próximos años.