La pieza pertenece a una tumba medieval de una mujer, fechable entre los siglos XII y XIII. La tumba ocupaba la posición más prominente y central de la necrópolis de la iglesia románica de San Andrés, a los pies de su ábside. En torno a ella se situaban todas las demás sepulturas.

Según los análisis antropológicos de los restos, se trataba de una mujer "importante y venerada", puesto que contaba con la presencia de unos aros, argollas y restos de un cilicio. Esto explica el motivo de la ausencia de varias partes de su cuerpo, puesto que se comprobó en la excavación arqueológica que podrían haber sido extraídas para convertirlas en reliquias.

Por la importancia de esta pieza, y como testimonio para el mejor conocimiento de las mujeres medievales, la tumba ha sido incluida en el manual universitario 'Fuentes para el estudio de la Historia de las Mujeres', de la editorial Comares.