Una sardina más pequeña de la habitual, con un diseño que recordaba a una popular película de animación, ha sido paseada en una comitiva de riguroso luto, con plañideras vestidas de pescaderas incluidas, en un evento anunciado hace unos días con la popular esquela.

Hasta llegar a la trasera de la iglesia de San Juan, donde la sardina se ha resistido a arder. Y, al final, incluso ha tenido que intervenir un bombero cuando se ha venido abajo el soporte de la homenajeada.

Para acabar la fiesta se ha contado con una disco móvil, pero no ha habido sardinas asadas. Y es que los recortes, por falta de presupuestos en el Ayuntamiento de Ávila, obligan, rompiendo así una tradición instaurada por el Gobierno municipal de Por Ávila a su llegada al Consistorio.

“Las peleas de partidos, es ya cosa habitual/los que están allí metidos, ya conocen el percal” se ha dicho un ripio en referencia a la falta de acuerdos para los presupuestos, sin olvidar las obras: “quiero una ciudad cercana, de la que poder disfrutar/sin tener que hacer ginkana, cada vez que voy a comprar”. Y agradeciendo las escaleras mecánicas: “al menos escaleras han dado buen resultado/y ha amansado a las fieras, de estos barrios olvidados”.

“Qué decir de los ediles, que forman la corporación/son demasiados atriles, ocupados sin razón/Diecinueve concejales, que no conoce ni el “tato”, cinco tenientes de alcalde, ¿para qué tanto boato?/Y remata este listado, el alcalde, reelegido/en la silla acomodado, cuál pájaro cuidando el nido”, ha añadido, entre otras.

Y con un deseo: “Solo queremos trabajo, y vivir con dignidad/Sin tener que buscar atajos ni abandonar la ciudad/Que terminen ya, las guerras, que todos vivamos en paz/que protejamos la tierra ante tanta impunidad”.