En 2023 se produjeron diez accidentes mortales con 11 fallecidos y cuatro heridos graves, que suponen cuatro muertes menos y dos lesionados de gravedad menos que en 2022. En el último año el parque de vehículos se ha incrementado un 1,9%, con un total de 139.887, y el censo de conductores ha disminuido un 0,03% y sitúa en los 97.504.

Según la Dirección General de Tráfico, “la evolución de la siniestralidad ha sido variable”. En seis de los 12 meses no se ha producido ningún accidente mortal, con julio (tres fallecidos), mayo, septiembre y octubre, con dos decesos en cada, como peores meses.

Carreteras convencionales

Por tipo de vía, las carreteras convencionales siguen siendo las que más fallecidos registran: nueve fueron en vías convencionales, cuatro menos que en 2022. En vías de alta capacidad hubo una muerte, una menos que en 2022.

Si se atiende al tipo siniestro, la salida de la vía sigue siendo el que motivó seis fallecimientos, el 54% de las muertes, una menos que el año anterior. Por el contrario, disminuye de seis a uno los fallecidos en colisiones frontales.

Por tipo de usuario, aumentan en uno los usuarios vulnerables, situándose en seis, y se mantienen los conductores de motocicleta, que fueron cuatro.

Edades

Por edades, los que tenían entre los 45 a 54 años fueron cinco, cuando no se había producido ninguno en 2022. Nueve de los 11 fallecidos eran hombres frente a dos mujeres.

En el 45% de los casos (cinco fallecidos) fue en fin de semana frente al 55% (seis) en día laborable. Uno de cada cinco personas fallecidas que viajaban en turismo no hacían uso del cinturón de seguridad, mientras que todos los motoristas y el ciclista fallecido llevaban casco.

Las cifras del balance de la DGT son provisionales e incluyen los siniestros mortales ocurridos en vías interurbanas y víctimas registradas hasta las 24 horas posteriores a producirse el accidente. Los datos definitivos incluirán las víctimas a 30 días de accidentes ocurridos en vías urbanas e interurbanas.