Se trata del libro ‘La Navidad castellana del Tiétar’, en el que se analiza la tradición del Valle del Tiétar de cantar villancicos y coplas profanas en Navidad al ritmo de instrumentos populares, que se remonta al menos al siglo XIX y sigue vigente en la actualidad.
En la primera mitad del siglo XX la tradición de rondar cantando villancicos estaba arraigada en diversas localidades del Tiétar. “El cancionero de Casavieja de 1950 confirma que existía una tradición navideña de ocio muy arraigada entre la población, es decir, un corpus de textos, profanos y religiosos”, según el autor, José María González Muñoz, vicepresidente de la Sevat.
Según constata el autor, “los villancicos, profanos y religiosos, se cantaban en las calles (ronda) y en las casas desde alrededor del 8 de diciembre hasta el día de Reyes (6 de enero)”, a la vez que se interpretaban en la misa del gallo, “en algunos casos con coro y órgano”.
“Los instrumentos principales que utilizaban fueron guitarras, bandurrias, almireces, sartenes, zambombas, calderillos, panderos, triángulo, castañuelas e incluso rabeles” en una ronda que era “esencialmente aguinaldera, compuesta en su mayor parte por mozos”, aunque “no hay que descartar la discrecional participación femenina”. Las zambombas eran realizadas con pieles de animales estiradas sobre un cántaro o un puchero de barro.
Peculiar fenómeno
Según destaca el investigador, “a partir de los años 50 del pasado siglo XX, en Casavieja se produjo un peculiar fenómeno, en cierto modo disruptivo, que transformó una tradición popular en folclore organizado”, en lo que fue “un proceso que se fraguó, a ritmo de zambomba y almirez, en la mente de varios casavejanos”,
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Uno de ellos fue Martín García Díaz, popularmente conocido como tío Gilo, que fue “el artífice de la pionera panda de los Chimberos, que posteriormente se transformó en la primera Ronda de Pastores de Casavieja a finales de los años cincuenta”. Esta ronda interpretaba, “vestida como pastores-jornaleros-braceros los villancicos religiosos y profanos, sin obviar nuevas coplas”, utilizando como instrumentos zambombas, almireces, sartenes, calderillos, panderos y botellas de anís. “Otro casavejano insigne fue Justino Jiménez Sánchez, quien fue el director de otra ronda navideña, esta vez del capote”, ha señalado.
El trabajo investigador realiza un detallado repaso a la historia de todas las rondas de pastores de Casavieja hasta 1985, en un recorrido que incluye sus interpretaciones en el NO-DO, sus grabaciones en vinilo y casete, los programas de televisión en los que intervinieron y los innumerables artículos de prensa que hablaron de ellos.
Así, el autor destaca colmo las Rondas de Pastores de Casavieja “se convirtieron en el referente de la navidad castellana del Valle del Tiétar”, como “unas historias que forman parte de la cultura y etnografía de esta comarca abulense”.
González Muñoz destaca “las fortalezas del fenómeno de las Rondas de Pastores de Casavieja, quienes en sus más de 60 años de recorrido atesoran perseverancia, camaradería, diversión, ocio, colectividad y un espíritu encomiable de renovación, que las hace intemporales”.
Con este cuarto volumen sobre Casavieja, esta villa es una de las más estudiadas de todo el sur de la provincia de Ávila.
SOCIEDAD DE ESTUDIOS DEL VALLE DEL TIETAR | Lunes, 08 de Enero de 2024 a las 15:26:07 horas
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