Podría decirse que no eres de Ávila si no has estado "en Goyo", porque no hacía falta ser del barrio de la zona norte para haber tomado unas cañas allí. Tampoco era un bar con una clientela con una edad predefinida, y es que, al igual que los mayores acudían a tomar un café por las mañanas, por las tardes, de jueves a sábado, su terraza se abarrotaba de jóvenes que iniciaban sus jornadas nocturnas en este punto.
Situado en un pequeño local de la calle Virgen de la Vega, junto a la plaza de San Francisco, hasta tres generaciones de familias han visto crecer Gregorio del Pozo y María Inés Martín, dueños del bar, tal como han contado entre lágrimas mientras terminaban de sacar los últimos enseres este jueves. Incluso ha habido parejas que se han conocido en La Mezquita y que terminaron oficializando su relación con una boda a la que también acudieron Goyo e Inés como invitados.
Porque los bares son lugares de encuentro y reuniones, pero La Mezquita tenía algo especial. La cercanía de Goyo, los callos, la tortilla de patata y los torreznos han hecho de este bar de barrio su seña de identidad.
Pero sin duda, el éxito también ha venido por sus módicos precios. “Hemos contribuido a que no subiera la inflación”, según ha bromeado Goyo durante la entrevista, algo que le “daba mucho trabajo”, porque le obligaba a “moverse para buscar los productos”.
Tres semanas de despedidas
Las tres últimas semanas han sido "bonitas", pero también difíciles para la pareja. Días en los que no han parado de recibir regalos y muestras de cariño de sus clientes, aunque el último día fue el más triste. Algunos jóvenes y mayores se acercaron para decir adiós, pero si las despedidas siempre se hacen reuniéndose en un bar, ¿cómo se despide de uno? Los allí presentes parecía que no querían marchar.
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“No tengo nada para daros. He pinchado el barril, se ha acabado. Cerveza ya no tengo. Copas no puedo poner porque no tengo hielos, ni ron, ni whisky. Aquí ya no pintamos nada”, fueron las palabras de Goyo para intentar despejar el establecimiento. Y es que, aunque a veces se imaginaba el momento de su jubilación, nunca pensó que sería de esta manera.
Un momento “duro”, para Inés, porque se ponía fin a un proyecto que había creado Gregorio en septiembre de 1985 y del que ella también ha formado parte, desde que se casaron.
A vivir
“Pues ahora a vivir”, confesaba Inés entre lágrimas, pero sonriendo. “A disfrutar de la familia, a viajar y lo que no hemos hecho”, porque la hostelería es una profesión tan sacrificada que, según ha confesado Goyo, “casi no han visto crecer a su hijo” que ya tiene 28 años.
A la pareja le hubiese gustado que alguien hubiese dado continuidad al proyecto, aunque dejase de ser La Mezquita, pero no ha podido ser posible.
Y así, después de casi toda una vida detrás de la barra, haciendo grandes amistades, Inés y Goyo bajan la persiana de La Mezquita para poner fin a casi toda una vida de sacrificios y esfuerzos, llevándose consigo anécdotas y recuerdos.
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![[Img #144515]](https://avilared.com/upload/images/01_2024/6454_goyo-ines-la-mezquita.jpg)
Uno. | Viernes, 05 de Enero de 2024 a las 19:14:01 horas
La de botijos que nos hemos pinplao en los 90 en la Mezquita, con pincho claro... que gocéis de una jubilación merecida, sois buena gente.
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