La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha relacionado esta situación con las medidas de conservación activas aplicadas en los últimos años, centradas en la corrección de tendidos eléctricos y en una gestión forestal "sostenible".

El incremento de más de un centenar de parejas, se ha producido tras la aprobación en 2003 de un Plan de Recuperación de esta especie, que ha pasado en algo menos de dos décadas de 16 a 130 parejas.

Así, en el año 2005 la población alcanzó los 29 territorios, en 2010 los 46 y en el año 2015 los 70 territorios, antes de que en 2019 se superara el centenar de parejas y en 2022 se contabilizaran un total de 130, aunque el máximo se produjo un año antes con 131.

Por provincias, las que cuentan con mayor implantación son Ávila y Segovia, con 43 territorios cada una, seguidas de Valladolid, con 23; Burgos, con 9; Salamanca, con 5; Zamora, con 4, y 3 territorios en la provincia de Palencia.

Años ochenta

Los primeros datos del tamaño de población se obtuvieron a principios de los años 80 del siglo XX. Desde entonces se realizó un seguimiento completo y anual en todos los territorios, de manera que en 1989 se censaron un total de 17 parejas, con una tasa de productividad "muy baja".

Esta circunstancia, junto a la muerte de varios ejemplares por electrocución, disparos e intoxicación, llevaron a la especie a un estado "crítico" entre 1997 y 1999, cuando se alcanzó una población mínima histórica de 16 parejas.

Por ello, la Junta aprobó en 2003 el primer Plan de Recuperación del águila imperial, implementando distintas medidas de conservación, como la alimentación suplementaria en determinados territorios, la monitorización y corrección de la mortalidad provocada por la colisión y electrocución en tendidos eléctricos.

Asimismo, la Administración autonómica destaca la aplicación de prácticas de gestión forestal "sostenible" a través de instrumentos de "planificación y ordenación forestal" en los montes públicos y privados.

Según los resultados del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León obtenidos para, el efecto de las diferentes medidas de gestión y conservación, junto con la recuperación en extensión y abundancia de las poblaciones de conejo silvestre en determinadas áreas de la cuenca del Duero, fue "paulatino".

Evolución de los principales parámetros reproductores de la población de águila imperial en Castilla y León a largo plazo (entre los años 1989 y 2022). En el eje principal (izquierda) se muestran los valores obtenidos para el número total de parejas (línea continua azul) y el número de pollos volados (línea continua naranja), mientras que en el eje secundario (derecha) se indica la productividad obtenida para cada año de seguimiento (línea continua verde). La línea roja discontinua indica el inicio del Plan de Recuperación del águila imperial en Castilla y León. Nota: El descenso poblacional en los años 2018 y 2020 puede deberse a diversos problemas de cobertura en ciertas comarcas, por lo que la cobertura se considera parcial.

Fuertes presiones

La Junta destaca que el "fuerte aumento poblacional" en los últimos años ha ido acompañado de un "notable aumento del área de distribución", pasando de contar con parejas reproductoras en 16 cuadrículas UTM 10x10 kilómetros en el año 1998, hasta las 93 cuadrículas en 2022.

En la actualidad, las presiones más importantes para la especie en Castilla y León están relacionadas con la muerte de ejemplares por colisión y electrocución en tendidos eléctricos, así como por otras causas relacionas con actividades humanas. Entre ellas, el uso de venenos para control ilegal de depredadores y especies oportunistas, molestias en época de cría por trabajos de diversa índole y por presencia humana en áreas aledañas a los nidos.

Entre los años 2000 y 2022 se registraron 197 siniestros de águila imperial en los Centros de Recuperación de Animales Silvestres de la comunidad, de los cuales 177 tienen identificado el motivo de su ingreso.

Del total de siniestros conocidos, 16 corresponden a problemas naturales -caída del pollo del nido, debilidad provocada por enfermedad o desnutrición, abandono parental...-, mientras que 161 corresponden a causas no naturales -colisión y/o electrocución en tendidos eléctricos, intoxicación por ingestión de venenos, disparos, colisión con aerogeneradores...-.

La electrocución en tendidos eléctricos, con el 55,4% de los siniestros conocidos, es la principal causa de mortalidad identificada en la red de centros de recuperación, con un total de 98 casos, seguido por la intoxicación, con 38 siniestros.

Nuevas amenazas

En las últimas décadas han aparecido nuevos factores de amenaza, como la implantación de proyectos energéticos en los entornos rurales de Castilla y León, por lo que "cobra especial importancia la protección del hábitat óptimo para la especie frente a estas transformaciones".

Teniendo en cuenta los cambios ocurridos desde la aprobación del Plan de Recuperación de la especie en el año 2003, la Junta de Castilla y León trabaja en la actualización del Plan de Recuperación en vigor, con el fin de "adaptar las medidas de gestión y conservación a la realidad actual de la especie".