De ellos, 1.300 son agentes de la escala básica, exentos de estas pruebas, por lo que son 2.000 los que acuden entre el lunes y el miércoles a unas pruebas que eliminan a entre el 25 y el 30 por ciento de los participantes. En resumen, 63 aspirantes para cada plaza.

Muchos llegan a Ávila acompañados de familiares o amigos, que no dudan en animarles a gritos cuando corren dos kilómetros en la pista de atletismo, que es un kilómetro para las mujeres.

Antes, en el polideportivo cubierto, deben hacer un circuito de agilidad, una prueba de fuerza en barra (con al menos cuatro dominadas ellos -17 es lo máximo-) y salto vertical en la que la altura queda marcada por la mano en una pizarra.

Bióloga con un máster, María Arias se presenta por segunda vez. Reside en Ávila desde junio, “concentrada todo el día” en el estudio, las clases y la preparación en la Academia Acopol.
Cuando empezó quizá no tenía vocación: “al final te atrapa la idea”, reconoce con la esperanza en lograr una plaza.

Las pruebas “se han anticipado, se esperaban en enero”, comentan algunos participantes en la grada, después de que las anteriores se celebrasen en febrero, las primeras centralizadas en Ávila, y que coincidieron con los días más fríos del año.

Junto a ella, Carlos Castellanos, licenciado en Derecho, dos años ya en la capital abulense: “50 plazas es una cifra irrisoria”. Eso no quita para que espere superar “lo más duro” para él, el test de conocimientos y los casos prácticos que llegan tras las pruebas físicas.

Es la tercera ocasión que concurre a las pruebas: “una vez que se empieza hay que acabarlo”.
Los que pasan estas pruebas deberán enfrentarse a un examen teórico, un supuesto práctico, test psicotécnico y una entrevista personal. Los que las superen estudiarán en la Escuela de Policía en septiembre de 2014.