La vista oral celebrada en la mañana de este miércoles en la Audiencia Provincial de Ávila debería haber comenzado con la declaración del acusado, sin embargo, y a petición de la defensa, no ha sido así. La primera en testificar ha sido la víctima que, en 2008, cuando comenzaron los hechos, tenía ocho años. Sucesos que se prolongaron durante siete años, hasta que tuvo 13.
 
Además, la acusación particular ha solicitado que se tuviese en cuenta en el juicio la documentación aportada sobre el procesado en la que “constaban hechos similares” y del que, durante la vista, se ha podido saber que era una condena que el acusado cumplió en Canadá por acoso a menores con las que contactaba a través de internet. Tras salir de la cárcel, el hombre que este miércoles se ha sentado en el banquillo de los acusados en Ávila, fue extraditado con la prohibición de poder regresar a Canadá. 
 
Otros casos en Australia y Madrid
Esta documentación se ha desestimado por parte del tribunal al no ser unos hechos novedosos, ya que ocurrieron en 2020. Pero no son los únicos que se le atribuyen al acusado, y es que tal como han respondido la víctima y su madre en la vista y ante las preguntas de la acusación, durante su estancia en Australia el hombre también estuvo denunciado por acoso en el metro, siendo declarado no culpable, al igual que en Tres Cantos (Madrid) donde estuvo acusado por abusar de una menor, aunque la denuncia fue retirada finalmente. 
 
A pesar de todo ello, el hombre acusado ahora de un delito de abuso sexual con acceso carnal a su sobrina política en, al menos, cinco ocasiones en El Tiemblo y en Sueca (Valencia), se ha declarado inocente y ha negado los hechos que comenzaron cuando la víctima tenía ocho años, manteniendo que la relación era buena y normal entre ambos. 
 
Según ha explicado el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación, el testimonio de la víctima durante el juicio “ha sido extraordinariamente convincente y coherente para desvirtuar la presunción de inocencia” del acusado. 
 
Argumento del acusado
Y es que, para el acusado, la denuncia de la víctima viene motivada por unos comentarios que éste hizo sobre la madre de la niña, que entonces tenía 11 años, sin saber que esta estaba oyendo: “Una vez estuve hablando mal de su madre, pensando que ella no escuchaba y eso la produjo una reacción muy violenta”, añadiendo que “aquella misma tarde le dijo que si algún hombre se acercaba a su madre, le iba a arruinar la vida, y él, por haber hablado mal de ella, iba a ser el primero”. 
 
Sin embargo, para el ministerio público y para los psicólogos clínicos, el ánimo de venganza no existe. En este sentido, el fiscal ha argumentado que “lo dice una niña de 11 años, manteniéndolo a sus 23 años con una denuncia, porque ella se consideraba perjudicada por un comentario que había hecho un hombre sobre su madre 12 años antes. Es absolutamente inverosímil”. 
 
Además, el acusado no ha querido responder a las preguntas de la acusación particular, así como tampoco a las cuestiones formuladas por la Fiscalía sobre lo sucedido en Canadá "por recomendación de su abogado".
 
Ante el intento de la defensa por cuestionar a la víctima al no haber podido evitar algunas felaciones que el procesado obligaba a realizarle, según su testimonio; el Ministerio Fiscal ha recalcado que “no hay que buscar mayores circunstancias ni mayores contradicciones en algo que tiene una explicación muy simple”, es decir,“en un caso pudo y en otros no”. 
 
Testimonio contundente
Por ello, ha concluido que “pocas veces se ha tenido un testimonio más sólido, convincente, claro y contundente que el de la víctima, pese a las circunstancias de nerviosismo y síndrome de ansiedad que estaba padeciendo".
 
La joven, de 23 años, ha declarado “destrozada", según el fiscal, "por lo que le ocurrió a la niña que ella fue hace muchos años, no por lo que le está pasando ahora”, según ha declarado ella misma, con un “lenguaje corporal claro, notorio de una persona que recuerda y le sobrecoge, no por algo que se está inventando”, tal como ha indicado el ministerio público.  
 
La vista oral llega al menos nueve años después de los hechos, porque, aunque la víctima se lo comunicó a sus padres cuando tenía 12 años, no fue hasta pasados los 18 años que interpuso la denuncia. Tal como ha relatado la joven, “no tenía la fuerza emocional suficiente” para hacer frente a un juicio “muy duro” como el que hoy ha tenido que enfrentar. Aunque intentó presentar una primera denuncia antes de cumplir la mayoría de edad, pero al tener que estar acompañada por su madre durante la declaración por su condición de menor, decidió no hacerlo con el objetivo de que su progenitora no conociese al detalle lo que había tenido que vivir. 
 
Solicitud de penas
Por todo ello, tanto la fiscalía como la acusación particular solicitan penas de prisión de 12 y 15 años de cárcel, respectivamente, por un delito de abuso sexual continuado con acceso carnal. Así como una responsabilidad civil de 20.000 euros por parte de la fiscalía y 50.000 por la acusación particular, por los daños psicológicos causados, dado que la joven lleva en tratamiento psicológico desde 2008. 
 
Por su parte, la defensa solicita la libre absolución del procesado al considerar que los hechos no se corresponden con los realmente acontecidos. El juicio ha quedado visto para sentencia.
 
        
        
   
	    
    
    
	
Doña Jimena | Jueves, 26 de Octubre de 2023 a las 10:28:18 horas
Si se le condena, sería una muy buena idea conocer su cara y nombre para tener cuidado...
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