Del Viernes, 31 de Octubre de 2025 al Domingo, 02 de Noviembre de 2025
El hombre que se ha sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial de Ávila se expone a una pena de 12 años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa. Padece esquizofrenia afectiva y había dejado de tomar el tratamiento cuando ocurrieron los hechos.
“Oía voces y ruidos en su cabeza”, que decían: “mátalos, mátala y matate”, han sido las palabras que ha utilizado para narrar lo ocurrido el acusado por un delito de asesinato durante la primera jornada de la vista oral que se ha desarrollado en la Audiencia Provincial de Ávila.
El procesado se ha declarado “inocente y culpable por su enfermedad” ante los hechos que ocurrieron en la madrugada del 31 de enero de 2021 en la localidad de Casillas, cuando propinó hasta 12 golpes con un machete en la cabeza de la que entonces era su pareja sentimental, con la que llevaba siete meses.
Peticiones
Por ello, el ministerio fiscal pide 10 años de cárcel y una indemnización de 50.000 euros por las lesiones y secuelas causadas, mientras que la acusación particular pide 12 con una compensación de 65.000 euros a la víctima; ambos lo acusan de un delito de asesinato en grado de tentativa.
Por su parte, la defensa asegura que se trata de un delito por homicidio en grado de tentativa, para lo que solicita una medida de internamiento en un Centro Psiquiátrico durante un periodo mínimo de tres años, junto a una indemnización de 42.111 euros para la víctima.
¿Qué ocurrió?
Los hechos ocurrieron en la madrugada del 31 de enero, después de que el acusado llevara días con alucinaciones en las que veía “un carro en el que ponía ‘la muerte’”, otras en las que apreciaba estar “manchado de grasa” o que “los asientos del coche se los hubiesen cambiado”.
Esa tarde, junto a la que entonces era su pareja, compraron comida en Sotillo de la Adrada, donde tomaron café con un tío de este, momentos en los que él ha asegurado que ya “se sentía mal, la cabeza le daba vueltas y no podía casi mantener la conversación”. Tras esto, regresaron a Casillas para cenar, vieron la televisión y se marcharon a dormir. Un día que la víctima ha definido durante la vista oral como “una tarde y una noche maravillosas”, añadiendo que “habían estado bailando juntos, incluso”.
Durante la noche, el hombre se despertó para mandar un mensaje de despedida a su familia en el que también relataba diversos hechos ocurridos en su adolescencia, según ha declarado durante el juicio su hermana. Mientras lo escribía, la víctima -tal como ha relatado ella misma- acudió a buscarle para preguntarle qué hacía y, aunque no le confesó lo que estaba haciendo con el móvil, sí la aseguró simplemente que “tenía que hacerlo ahora”. Tras esto, se sentó a su lado en el sillón y se quedó “traspuesta”.
En ese momento, el acusado -que continuaba oyendo voces que le decían "mátalos, mátala y matate"- fue a la cocina a por un cuchillo –“sin decir nada”, según ha narrado él mismo- y, cuando la víctima abrió los ojos, lo vio con el machete frente a ella, propinándola el primer golpe en la cabeza.
Con un cuchillo de cocina
En su declaración durante la vista, el acusado asegura que “lanzó cuchilladas sin apuntar a ningún lado”, porque “no fue a matar a nadie”. Hasta 12 golpes con un cuchillo de cocina de hoja ancha de 14 centímetros y una longitud de 26, propinó a la víctima en la cabeza, hasta que pudo escapar de la casa y pedir ayuda a su tío, que la llevó hasta el centro de salud.
La víctima sufrió heridas que la llevaron a permanecer 13 días con diagnóstico grave, 60 en perjuicio moderado y 90 de perjuicio básico, tardando hasta 163 días en curarse.
No hubo amenazas ni discusiones previas, según han relatado tanto la víctima como el acusado, que ha asegurado que tampoco había tenido altercados con nadie previamente. Incluso, la pareja se planteó tener hijos, por lo que el acusado dejó de tomar la medicación con la que trataba su esquizofrenia.
No confesó la enfermedad a su pareja
Enfermedad que no la confesó durante los meses que fueron pareja, asegurando que lo que padecía era depresión, motivo por el que estaba en tratamiento. Sin embargo, la hermana del acusado sí llegó a avisar a la víctima en algún momento que “era muy importante que tomara la medicación”, aunque tampoco especificó por qué lo tomaba.
Sobre el día de los autos, después de que la mujer lograra escapar, él “sacó una bombona de butano, para suicidarse”, después acudió en coche hasta Sotillo de la Adrada, aunque en el camino se chocó con una roca, por los que decidió terminar el trayecto andando hasta llegar a una estación de servicio, donde le pidió a un empleado que llamara a la Guardia Civil.
“He matado a mi mujer” es la primera frase que verbalizó a los agentes, pero al registrarlo, se intentó escapar corriendo durante unos metros. Sin embargo, los efectivos de la Guardia Civil lo alcanzaron para reducirle.
En prisión preventiva desde entonces
Desde ese momento, el acusado ha permanecido en prisión preventiva en un Centro Psiquiátrico de Sevilla.
Por su parte, la víctima y asegurado que desde entonces tiene “miedo constante”, además “mira continuamente para atrás y está pendiente de todo el mundo”. Porque “jamás” se planteó que pudiese llegar a ocurrir la agresión que se ha enjuiciado este miércoles y que continuará durante la mañana del jueves en la Audiencia Provincial de Ávila.


 
 


 
                          
                          
                          
                          
                          
                          
                         
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