Y todo porque la mujer afectada negoció sin testigos con los empleados de Bankia y salió diciendo que se quedaba con su casa por “el precio simbólico de un euro”, cuando en realidad se trataba de un alquiler social sin que se conozcan realmente las condiciones.

“Nos sentimos engañados”, ha dicho el portavoz de la plataforma, Toni Hernández, quien ha reconocido que los integrantes del colectivo que acudieron a apoyar a la familia aceptaron que la negociación se efectuase “sin testigos”, por lo que ninguno de ellos escuchó la explicación del banco.

Lo que los responsable de Bankia celebraron “incluso con lágrimas en los ojos”, dice Hernández, manifestando que Bankia “había aceptado haber abusad” de esta familia.

“La versión de Amparo -la afectada- es que había conseguido su vivienda de nuevo, pero al módico precio de un euro, sin embargo la versión de la entidad es que lo que allí se habló fue de un alquiler social”, según señala el portavoz, tras haber consultado con la abogada de la plataforma.

Falsas esperanzas
Hernández reconoce que “las falsas esperanzas” en la familia, como entre quienes escucharon la noticia difundida, que no era cierta, obedece a la bisoñez de los integrantes de la plataforma, que acudieron el lunes a la oficina de Bankia de Arenas de San Pedro.

En todo caso, critican la actitud del banco en una operación que data de hace cinco años, cuando era Caja de Ávila: la familia puso en marcha una casa de turismo rural que al comienzo sí que funcionó.

“Cuando avanzó  la crisis les fue imposible seguir pagando las mensualidades de la hipoteca y Caja de Avila presentó ejecución hipotecaria”, por una deuda de 240.000 euros de principal más otros 70.000 euros de intereses gastos y costas.

Sin embargo, en el procedimiento aparecen embargados bienes por más de 800.000 euros, según tasación pericial que consta en el propio expediente judicial: “Bankia ha podido adjudicarse bienes para el pago de una deuda cuyo valor supera en más del doble el importe de la misma”.