El Parque de El Soto ha sido el escenario de las pruebas, organizadas para animar a adoptar perros y, de paso, promover la práctica deportiva.

Cerca de un centenar de corredores con sus correspondientes canes, entre ellos una decena de perros del refugio -con un pañuelo animando a la adopción-, donde tienen 200.

El canicross es una modalidad introducida hace una década en España que deriva del trineo o mushing de los países nórdicos, según Pablo González, del Club Deportivo Multiaventura El Pingüino Aventurero, organizador del evento, que ha atraído a corredores de de Castilla y León y Madrid.

En Cataluña es donde ha calado más el canicross, para el que se exigen perros de al menos 30 kilos y, aunque se admite cualquier raza, las braco de Weimar son los más indicados.

El reglamento es sencillo: el corredor va unido al animal con un cinturón atado a un arnés, el perro debe ir siempre por delante aunque el humano es el que guía el trayecto.

Tres pruebas se han celebrado, la primera de ellas para los practicantes habituales, que ha discurrido por cuatro kilómetros, otra de kilómetro y medio para los noveles, y otra de un kilómetro para menores de 12 años.