La trascendencia pública de su dedicación como proyectista de equipamientos y ordenaciones urbanas, y como asistente y asesor técnico al servicio de los municipios de la provincia, propicia esta breve reseña biográfica.

Más aún, se da la circunstancia de que formó parte de una generación significativa de arquitectos que dejaron su impronta en la evolución y el proceso constructivo de la ciudad en las décadas de los años 80 y 90 del siglo pasado, coincidiendo en aquel tiempo en la tarea edificatoria con Sánchez Caro, Moncho Oria, José Ángel Domínguez, Paradinas, Medrano,  Resina, Matas Vaquero, Tejeda, Muñoz, etc…

A estos, y a otros muchos profesionales, les debemos una parte del modelo de ciudad que tenemos, producto de las transformaciones que tuvieron lugar en este periodo, en el que Armando Ríos Almarza ejercía de arquitecto municipal, y a quienes acompañé desde 1993 como antes lo había hecho José Félix Martín Corredera.

Juan Bautista Fernández-Mellado, aunque nació en Medina del Campo, fue en Ávila, donde se avecindó desde la niñez acompañando a su padre, inspector médico y delegado de Turismo y al resto de la familia. Y aquí es donde ha sido enterrado, la ciudad en la que era cita obligada cada año, la reunión de la quinta del 47, ocasión que aprovechaban los quintos para fotografiarse a los pies de la Palomilla del Mercado Grande.

Estudió el bachillerato en el Colegio Diocesano, siendo luego universitario en la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde tuvo oportunidad de hacer prácticas con el arquitecto Diego del Corral Jordán de Urríes (cuñado de José Antonio Vaca de Osma, gobernador civil de Ávila), en cuyo estudio se familiarizó con interesantes proyectos  abulenses. Y es que en la década de 1960, Diego del Corral proyectó una reforma historicista del Palacio de los Duques de Alba en Piedrahíta que no llegó a realizarse. E, igualmente, diseñó y dirigió las obras del parador de Madrigal de las Altas Torres; la Ciudad Deportiva, en la avenida de la Juventud; y la Escuela de Maestría Industrial (actual Centro de Educación de Adultos), en las Paneras del Rey. 

Escuela de Policía

Ya en los años ochenta, Fernández-Mellado intervino en la codirección de la Escuela Nacional de Policía proyectada por el arquitecto alicantino Juan Antonio García Solera. Estas obras se iniciaron el 22 de diciembre de 1981, con la colocación de la primera piedra por el ministro del Interior, Juan José Rosón, y finalizaron el 2 de enero de 1986.

En el ejercicio de su actividad relacionada con el planeamiento urbanístico trabajó en la redacción de las normas subsidiarias de diversos municipios abulenses. Por ejemplo, en sus inicios, fue el encargado en 1981 de elaborar  las normas de Sotillo de la Adrada, La Adrada y Casillas, habiendo participado últimamente en la modificación de las normas de Lanzahíta.

En la capital se ocupó del planeamiento de desarrollo del suelo industrial, y elaboró los correspondientes instrumentos urbanísticos del Polígono Industrial de Vicolozano, el cual, auspiciado por la Empresa Pública Gestur SA, había sido creado en la revisión del PGOU de Ávila aprobada por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio en 1992 con una superficie de 514.967 metros cuadrados.

Desde noviembre de 1985, y hasta su jubilación, Juan Bautista fue el arquitecto de la Oficina de Asistencia y Asesoramiento de los Municipios de la Diputación Provincial de reciente creación, compartiendo espacio con el arquitecto Francisco González del Río y los letrados Félix Burgos (q.e.p.d.) y Edmundo Martín. Ello le permitió trabajar con un número importante de ayuntamientos de la provincia, a los que prestó acertados servicios en todo este tiempo.

Aparte de diversos proyectos de viviendas, también trabajó en otros equipamientos de la ciudad, tales como la guardería infantil de La Cacharra (1985) y el tanatorio de Isabelo Álvarez (1995), a la vez que mantenía su estudio en la céntrica calle Cuchillería. 

Naturávila

Así mismo, intervino en la planificación técnica del centro turístico, deportivo, de ocio y educativo de Naturávila, dependiente de la Diputación Provincial, el cual fue inaugurado en 1999. En los últimos años proyectó la adaptación del antiguo Colegio de Medicina para residencia de tercera edad por encargo de la corporación provincial, si bien esta obra no llegó a realizarse.

Por otra parte, fue un amante de los toros, tanto que en su juventud debutó como novillero, seguidor y admirador de Curro Romero. Nunca faltaba a los encierros y ferias de Medina durante fiestas de San Antolín celebradas a primeros de septiembre. Forofo seguidor del Real Madrid, hombre culto y entusiasta viajero, demostró gran interés por el arte y la historia, al decir de sus amigos y compañeros, lo mismo que le apasionaba pintar con acuarela.

Finalmente, son entrañables los recuerdos familiares de su esposa María Jesús González de Vega y de sus hijos Juan, Rocío y Belén, también de sus nietos, hermanos, sobrinos y demás parientes, que destacan cualidades de generosidad, cercanía, honradez, cariño, luchador, optimista, alegre, comprometido,  gran conversador y voraz lector.