Ignacio del Dedo ha presentado la exposición ‘Recordando a Zorita’, una obra pictórica compuesta por 30 obras en estilo figurativo, recordando los paisajes y las personas de este pueblo, anejo de Mingorría.

La muestra estará en el claustro del Torreón de los Guzmanes de la Diputación Provincial de Áviladurante los meses de julio y agosto.

'Hambre de agua'

Asimismo, el artista que cubre “todos los vicios artísticos”, ha presentado también su novela ‘Hambre de agua’ ambientado en Ávila, así como sus personajes. Pero también en más sitios, comoen Piedraíta o en algunos pueblos del norte de Extremadura y, sobre todo, Portugal. 

“No es un libro de una novela histórica, como está tan de moda siempre, que tiene tantísimo éxito, aunque tiene un trasfondo histórico. Hay veces que aquí la historia hay que sobreentenderla”, ha detallado Del Dedo. Porque cuando el autor habla de determinadas zonas de Ávila, no tienen el nombre que tienen actualmente. 

Se habla, por ejemplo, del Monasterio de la Estrella, debajo del que hay una historia: Cuando expulsan a los judíos es cuando se hace el monasterio, pero se hace encima del cementerio judío. Uno de los símbolos que usaban los trabajadores, obreros y artesanos judíos era la estrella de David, que dejaban allí dibujada. 

"Es más fácil si buscan en recuerdos"

“Muchas veces se ambientan en algunos sitios por puro capricho”, señala Del Dedo, pero otras no porque “muchas veces es mucho más fácil si buscan en los recuerdos que pueden ser de infancia, de juventud o incluso del día anterior”.

El artista ha querido llevar como lema a lo largo de la obra, una cita de María Zambrano: “El escritor quiere decir el secreto, lo que no puede decirse con la voz por ser demasiado verdad, y las grandes verdades no suelen decirse hablando”.

Una obra que comienza así: 

‘Recuerda que pereció tu ciudad y tu esposo. Leía cuando sonó el teléfono. ¿Quién puede haber que quiera llamarte y te llame? Me hablé en voz alta y seguí leyendo. Tú, que fuiste en otro tiempo esposa de Héctor, no me aborrezcas. Tal Tibio, el mensajero, intentaba suavizar la crueldad de su mensaje.

No sé cómo dulcificar la pena que voy a causarte’.