Así lo ha dicho el alcalde de Solosancho, Jesús Martín, tras la celebración de esta feria el pasado fin de semana, calificando su desarrollo como “un rotundo éxito, gracias a la participación activa de todos los vecinos y la colaboración de diversos actores locales”.

Durante esta jornada, los vecinos de Solosancho, Baterna, Robledillo y Villaviciosa compartieron un día de convivencia “fomentando el espíritu de unidad y camaradería alrededor de un alimento básico y tradicional como es el pan”.

Así, desde primeras horas de la mañana, los asistentes fueron recibidos con un “delicioso” almuerzo compuesto por dulces tradicionales y aguardiente, todos ellos alimentos que “han sido parte de la gastronomía del municipio desde hace generaciones”.

Las migas del pastor

A lo largo de la jornada, la atención se centró en el pan como elemento fundamental de la dieta y durante la comida y la cena, se sirvieron platos típicos en los que el pan era protagonista.

Las migas del pastor, elaboradas con maestría, según la tradición, se convirtieron en un manjar para los paladares más exigentes. Además, las sopas de pan y los famosos bollos preñaos deleitaron a los presentes con su sabor auténtico y su preparación artesanal.

La alegría y el espíritu festivo fueron la tónica en cada momento de una jornada en la que los asistentes “compartieron risas, historias y experiencias, fortaleciendo los lazos de amistad y familia”, según el regidor, quien considera que la II Feria del Pan “demostró que un alimento tan sencillo puede ser un catalizador poderoso para la unión y la celebración”.

"La unión de Solosancho, Baterna, Robledillo y Villaviciosa es fundamental para el éxito de este evento; el esfuerzo conjunto mantiene las tradiciones y es importante para nuestros pueblos", ha apuntado Jesús García.