Por poner en pista de que va esta reflexión, diré que va de un pueblo, va de votos y va de cumplir la palabra de castellano y serrano. Ya de primeras la cosa se las traía en el tránsito electoral al Ayuntamiento.  

Como sujeto pasivo prácticamente tod@s los vecinos de El Hornillo. Y claro, tal afirmación se sostiene en números; 256 censados, seis candidaturas; unas 50 personas se presentaban en una sopa de letras complicada de digerir para casi tod@s.

Los primeros días previos a la campaña la sorpresa en el vecindario era mayúscula debido al récord casi nacional de candidaturas en un pueblo tan “chico”. 

Se lo tomaron muy en serio, aquí de saque no hay un euro de sueldo, por tanto meritorio presentarse en listas, y las formaciones lanzaron programas electorales similares.

Obviamente; el entorno rural, medioambiente, normas urbanísticas, despoblación, apoyo al turismo, paro, digitalización, parque regional y caza se repetían al margen de las siglas. Alguien afinó más como en la lucha contra la soledad de los mayores, pero la base se repetía como el pisto de verano. 

Ah y mucho compromiso, trasparencia y diálogo a todas las bandas sin exclusiones. No vamos contra nadie, todo por el pueblo y para el pueblo. Como en toda campaña que se precie, hubo su polémica por la desaparición de una fuente histórica a pies de la Sierra. 

También se notó el incremento del uso de redes sociales, sobre todo en los más progres. Los clásicos al puerta a puerta y noches previas de calculadora. Pobre Tezanos, en El Hornillo no rascabas una. Bueno, tampoco en el resto del país. 

Al vuelco de las urnas, cierto revuelo y zas; 222 votos válidos, y 42 entre abstenciones, nulos y blancos.  El reparto, como cuando se rompe una luna, cachitos y cachitos.

El acta final refleja: 
Vox: 50 votos-2 concejales. 
Por Ávila; 48-2.
PP: 37-1.
IU-Podemos: 34-1.
Nuestra Tierra: 32-1.
PSOE: 13-0.

Una fragmentación que bien se puede interpretar como lo que realmente es la situación del pueblo. Quizás alguien pensó que iba a ganar fácilmente. Lo que es evidente es que lo que en principio es muy mal resultado para todas las listas, pudiese ser un punto de inflexión perfecto para poner remedio a un pueblo en riesgo de parada cardiaca. 

Es el momento del electroshock, el mensaje en forma de votos es nítido. Nadie dispone de una mayoría suficiente y las diferencias son ajustadas. Cada cual puede hacer los cálculos que desee, poner líneas rojas o cordones sanitarios. Los bloques tampoco parecen blindados y los encajes que pueden parecer sencillos se complican sobre manera en un pueblo donde las chispas saltan de calle en calle. 

Es ahora donde hay que cumplir la palabra, compromiso, diálogo y programas electorales como base para un acuerdo de verdad de tod@s. Sin exclusiones y siendo generosos. Los puntos básicos a resolver están bien enfocados por todos, quedan los agentes asignados, ósea las personas.  Cada partido dispone de la persona adecuada para llevar una responsabilidad municipal. 

Un alcalde director de orquesta, teniente alcalde, mancomunidades, el parque regional, una concejalía de medio ambiente y agricultura. Hay que ser pragmáticos y responsables. Hay que repartir responsabilidades entre l@s mejores. Se acabó la sopa de letras. Es un acuerdo de gestión municipal y sin duda es el momento de las personas, no de los partidos.