Martingala, D’Alembert, Fibonacci, Paroli, Guetting o Grind. Aunque no lo parezca todos estos nombres de enrevesadas combinaciones de palabras y apellidos de conocidos matemáticos y apostadores definen estrategias muy conocidas con las que tratar de ganar a la ruleta. Un juego que tuvo un primer contacto como el de muchos otros juegos de mesa en diversas ciudades de nuestro país, pero que ha sido absorbido por casinos y casas de apuestas de todo el mundo como una disciplina ideal para el triunfo de la banca. Y ahora ha vuelto a ser noticia por un nuevo sistema para derrocarla ideado por un curioso y misterioso personaje.

Niko Tosa es el pseudónimo de un varón blanco de unos 50 años aproximadamente y de nacionalidad croata que habita en una población cercana a la ciudad costera de Dubrovnik, famosa por ser uno de los centros turísticos más importantes del mar Adriático. Cerca de las murallas y fortificaciones de la antigua “Ragusa” se oculta un tipo que se niega a revelar su identidad por temor a las consecuencias y represalias de los salones de juego. Gana mucho dinero en ellos y todos sabemos que la casa no se suele tomar bien eso de perder, ni en este ni en ninguno de los demás juegos de mesa. Y es por eso que su condición para dar una entrevista para la revista Bloomberg Businessweek ha sido la de mantenerse en el anonimato.

Tosa asegura en sus declaraciones para el medio estadounidense que su método se basa en la concentración mental y en la gran cantidad de ensayos que realiza en casa previamente con un óvalo de funcionamiento similar al de las ruletas de casinos con las que estamos acostumbrados a lidiar. Como entrenamiento se valen de juegos online para no perder práctica, si bien esto solo es temporal. Su ámbito de actuación son las ruletas de los casinos presenciales y estas son algo diferentes a las de plataformas de juego en línea. Entre otras cosas porque en estas últimas es complicado detectar defectos.

Tan solo un ordenador potente y una persona con amplios conocimientos de hackeo podría ser capaz de encontrar resquicios en un software de juego en línea, y aun así puede que los sistemas de protección de un casino online al uso impidieran su cometido. Pero en una ruleta física es diferente. Algunas son creadas con defectos de fábrica (desviaciones de forma, peso, funcionamiento, etc.) que anulan su completa aleatoriedad y permiten crear patrones de resultado. Y ese es el tipo de oportunidad que esperan Tosa y sus compañeros para poder sacar la mayor cantidad de dinero posible en un lugar de juego. Porque el balcánico, físico de oficio, no actúa solo.

Una húngara llamada Livija Pilisi y un serbio denominado Nenad Marjanovic, ambos de nombres falsos probablemente, le han acompañado en algunas de sus misiones por salones de juego de todo el mundo. Seguramente la más conocida es la que saltó a los medios en el año 2004, cuando fueron acusados de hacer trampa en el Ritz Club de Londres y estafar cerca de 1.5 millones de euros al casino durante varias noches de juego. Las autoridades detuvieron al trío de jugadores bajo el pretexto del uso de sistemas informáticos y láseres para anticiparse a los movimientos de sus ruletas, algo completamente prohibido. Sin embargo, jamás pudieron encontrar pruebas que los implicaran y quedaron absueltos de los cargos.

No es la única ocasión en la que el croata se las ha tenido que ver con administradores de casinos a los que no les gustan las rachas excesivamente ganadoras de sus clientes. Asegura en su intervención pública que ha sido golpeado en repetidas ocasiones por los cuerpos de seguridad de los que se suelen valer las casas para ajustar cuentas con los que consideran tramposos. En su caso deja claro que todo era legal, solo que eso no suele importar demasiado cuando el objetivo es la intimidación. Y a pesar de vetarle la entrada de por vida, a algunos casinos ha podido regresar utilizando nombres falsos e incluso disfrazando su aspecto.

Sus conquistas se extienden a lo largo de toda Europa, sobre todo en países al norte de Croacia como Eslovaquia, Rumanía o Polonia. No en todos los territorios del viejo continente están permitidos y legalizados los sitios dedicados a los juegos de azar y apuestas, por eso a veces ha tomado la decisión de cambiar de continente y probar suerte en Kenia o en Macao.

En cuanto a las artes de Tosa, el jugador asegura que emplea largas sesiones en tratar de descifrar mentalmente en qué casilla caerá la bola dentro de la rueda. Tiene claro que es cuestión de probabilidad y que con dedicación se pueden predecir sus resultados para sacar un rédito económico. Y aunque su actitud sea la de restarse importancia, la realidad es que ha ganado buenas cantidades de dinero al límite de lo permitido. De hecho, el entrevistador de Bloomberg que conversó con este personaje dejó entrever que sus orígenes se remontan al seno de una familia pudiente.

Sin más datos acerca de su modus operandi con la ruleta, quién sabe si en el futuro Tosa revele con pelos y señales sus artes. No hay duda de que sería firme candidato a entrar en ese selecto grupo de sabios que mencionábamos al inicio. Martingala, D’Alembert, Fibonacci, Paroli, Guetting, Grind, ¿y Tosa?