El escritor y arquitecto ha comenzado la charla en la Biblioteca Pública asegurando que “no sabía qué iba a hacer”. Con una puesta en escena compuesta por dos muros y a la espera de una aparición musical que, más tarde, ha acompañado al autor.

Junto a la escenografía, Carnicero ha cambiado también de vestuario ante la atenta mirada del público que, por un momento, dudaba de lo que iba a suceder. Del negro al blanco, el arquitecto ha variado su vestimenta para, después. imitando una de las escenas del Quijote, derribar uno de los muros que componían la escenografía, tras el que se encontraba “el violonchelo sin cuerdas, la música sin cuerdas, la música del Quijote.

"Si fuéramos capaces de resucitar esa música”, ha recitado el autor, en lo que ha sido un cántico a la obra más universal escrita en español, la que Carnicero se llevaría a una isla desierta o la única que no quemaría en una hoguera de libro, poniendo así el broche a un ciclo que tiene su origen en las aventuras del caballero de Miguel de Cervantes.