Y es que, poco ingenio hace falta echarle para leer esta obra ambientada en los peñascales de la sierra de Gredos, los montes y la campiña abulense. Las fotografías que en ella aparecen, crean este relato mitológico en el que aparecen descripciones reales de la flora y fauna locales, mezcladas con las fantasías misteriosas que protagonizan las piedras. Pues los propios elementos, se asemejan a la visión que el propio autor quiere transmitir.

Basada en la historia, tres siglos a.C, un niño vettón nace en un pueblo de la Sierra de Gredos de pastores y cabreros que, tras perderse, es cuidado por una osa hasta que una “druidesa, una sacerdotisa” se hace cargo de Urko, tal como ha relatado el autor a este medio.  “Como en toda la zona de Gredos hay muchísimas piedras con formas muy bonitas, yo las he ido sacando”, así ha ha ido dando forma a estos elementos en forma de relato.

Alfredo González Tejado ha asegurado que las últimas páginas del libro, dan lugar a una posible segunda parte de la historia. Y es que su relación con los vettones es originaria, pues es vecino de Cebreros, pero originario de Hoyos del Espino: “Yo soy un vettón”.

Esta obra está enmarcada dentro del programa ‘El Episcopio presenta…’ del Ayuntamiento de Ávila.