Del Domingo, 14 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 17 de Septiembre de 2025

Educación emocional y escucha activa: dos grandes aliados para la lucha contra las autolesiones y el suicidio
--- Alfonso González Garrido es profesor de la Universidad Nebrija.
Según el INE se observa una subida general en todas las franjas de suicidio, pero preocupa especialmente el incremento alarmante del número de jóvenes que se han quitado la vida, destacando los adolescentes entre 10 y 14 años: una horquilla de edad en la que el suicidio crece un 134%.
El incremento de suicidios o intentos autolíticos no es sólo a nivel nacional, afecta a nivel mundial y parece guardar relación con el incremento de la incidencia de trastornos mentales como la depresión o trastornos ansiosos que se han incrementado un 25% en los últimos dos años.
Es muy importante como sociedad entender la dificultad comunicativa de los jóvenes a la hora de manifestar este tipo de problema. Es muy complicado para el entorno cercano percibir ideaciones suicidas y aún más determinar cómo afrontarlas y qué podemos hacer para ayudar más allá que la labor de acompañar en el sufrimiento.
Una buena educación emocional desde la infancia, ayuda a detectar la emoción que hay detrás de cada acto, amplía el vocabulario que favorece una buena comunicación, educa en no dejarse engañar por las apariencias emocionales, ayuda a descubrir el mensaje oculto del lenguaje corporal, ayuda en el autocontrol de cómo te comportas y busca el porqué de los demás favoreciendo la empatía y por tanto mejorando en las habilidades sociales.
Todos sabemos que la autoestima es el conjunto de creencias, percepciones, evaluaciones y pensamientos que tenemos acerca de nosotros mismos y la valoración que realizamos basándonos en nuestras experiencias. Existe una relación directa de niveles de baja autoestima y los trastornos mentales ansiosos o depresivos que llevan a ideaciones autolíticas. La sobreexposición mediática en las redes sociales y el miedo a no ser aceptados incrementan las inseguridades en adolescentes que aún están creando su personalidad. Estar al tanto de la vida de los jóvenes y mantener conversaciones con ellos en las que empleemos la escucha activa, puede ayudarnos a detectar problemas iniciáticos, evitando que la situación se agrave.
La base de una buena escucha activa consiste en que la comunicación demuestre al hablante que el oyente le ha entendido, escuchando no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. La escucha activa implica nuestro interés por la conversación y por lo el mensaje que nos están trasladando, por lo que conseguiremos que la persona que está depositando en nosotros su confianza si sienta respaldado, apoyado y querido, pilares que ayudarán a mejorar su autoconcepto y su autoestima. No debemos olvidar que la comunicación en todas sus variantes es la mejor herramienta y aliada para sanar procesos internos. El comunicar como nos sentimos es un buen paso para asumir el problema y su posterior aceptación.
De cualquier manera, sí detectamos signos de que las cosas no marchan bien en una persona cercana debemos ponerlo en manos de profesionales. Es importante conocer que existe una línea telefónica de atención ayuda para estos casos que es el 024.
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