La distribuidora de Iberdrola se encarga reparar incidencias, sino que asegura el mantenimiento constante y garantiza que el suministro eléctrico llegue tanto a las ciudades como a los pueblos.

Las condiciones a veces más que difíciles son casi imposibles y exigen el máximo esfuerzo de los equipos y sus profesionales. 

Da igual el día y la hora, los profesionales de i-DE, la distribuidora de Iberdrola, tienen que gestionar las incidencias provocadas por tormentas y vendavales en primavera y otoño y la nieve y el hielo en invierno. Las nevadas son uno de los grandes retos del mantenimiento de la red eléctrica, ante las que los profesionales de Iberdrola velan por asegurar el suministro eléctrico.

Gracias a la telegestión, a la automatización y a la resiliencia de la red eléctrica inteligente, la compañía puede localizar las incidencias que afectan a la red y operarlas en remoto y en tiempo real, con lo que se reducen de forma considerable los tiempos para la reposición del suministro. Cuando hay que reparar como en estos casos, es necesario el trabajo de campo. 

En la primera nevada del año, el Grupo Iberdrola ha desplegado a todo su equipo de campo, vehículos especiales, grupos electrógenos para hacer frente al temporal y agilizar al máximo la reposición del servicio ante posibles episodios en el suministro eléctrico durante la alerta meteorológica. Asimismo, ha trabajado en contacto permanente con la red de carreteras, 112 y la administración regional con el fin de coordinar las medidas de prevención y poder acceder a los puntos de difícil acceso.

En Castilla y León, i-DE gestiona más de 43.707 kilómetros de líneas de baja y media tensión y más de 6.410 kilómetros de líneas de alta y muy alta tensión. Asimismo, cuenta con 15.658 centros de transformación en servicio y 246 subestaciones.