En esta ocasión, en torno a 80 personas se han concentrado en una plaza del Ayuntamiento inmersa en obras, para volverse a comer las 12 uvas a las 12 horas del mediodía, tal y como viene sucediendo desde el año 2004, excepto en los peores momentos de la pandemia.

La avanzada edad de sus apenas 30 vecinos, hizo que Hernández decidiera hace 18 años poner en marcha esta iniciativa, para que las personas mayores no tuvieran que esperar a la medianoche para despedir un año y dar la bienvenida al nuevo. Muchos de ellos no aguantan hasta esa hora, según reconoce la regidora.

Por ellos arrancó esta idea en uno de los pueblos de la "España súper vaciada", según la define Carmen Hernández, quien pide a los políticos que "se dediquen a los pueblos pequeños, que quiten algún ministerio y se pasen" por estos pueblos en los que apenas llegan los servicios y los que hay "no funcionan como deberían".

Teletrabajar

Hernández, que quiere mantener esta tradición que también sirve para poner sobre el tapete la situación de un medio rural que no deja de perder población por la falta de oportunidades. Así, pone como ejemplo un joven que se ha instalado para teletrabajar y, pese a la instalación de la fibra óptica, no puede hacerlo como quisiera ya que funciona "más bien mal".

Entre lamentos y reclamaciones a los políticos en otras instancias, la regidora ha ido repartiendo las uvas entre los asistentes, la mayoría de avanzada edad, como Francisco Díaz, quien a sus 91 años es el vecino más viejo de Villar de Corneja.

Las campanadas, que se han producido con algo de antelación, han congregado a personas que se han felicitado el nuevo año y han brindado con champán y sidra, deseándose lo mejor para 2023, mientras otro vecino del pueblo iba sirviendo en dos mesas instaladas para los más mayores, el resultado de la parrillada.

Casas rurales llenas

Una parrillada a base de costillas, panceta, secreto y salchichas, para que "los del pueblo se vayan comidos a casa", según ha comentado la alcaldesa, quien, además de salud, ha reclamado más atención para estos pueblos que no dejan de perder población año tras año.

Como curiosidad, la alcaldesa ha destacado  el hecho de que entre las cuatro casas rurales que hay en la localidad (una de 12 plazas, otra de seis y dos de cuatro plazas), sumen estos días tantos vecinos como el pueblo durante todo el año.

A diferencia de otros años, el escenario de las campanadas, la plaza del Ayuntamiento, está inmersa en unas obras en las que el Consistorio ha tenido que realizar un "gran sacrificio" para aportar la mitad de los 24.000 euros de estos trabajos. El próximo año, el escenario será distinto, con una plaza remodelada, aunque probablemente con un padrón que seguirá menguando.