Los hechos ocurrieron durante la Semana Santa de 2017, cuando la menor, que tenía 9 años, se trasladó para pasar las vacaciones a la casa del acusado en el municipio de Higuera de las Dueñas. En los tres días que la niña estuvo en el domicilio del marido de su abuela, al que ella consideraba su “abuelo”, este aprovechó la situación para realizarle tocamientos e introducirle el dedo en la vagina hasta en tres ocasiones. 

Esos tocamientos presuntamente se realizaron cuando la menor se encontraba dormida (primero en la cama con sus abuelos y posteriormente en otro dormitorio). “Le sentía y me hacía la dormida porque tenía miedo”, dijo la menor en la declaración que hizo en 2018 y que fue escuchada durante la vista oral de este miércoles como prueba testifical.

Durante el juicio también testificaron la abuela y la madre de la niña por vía telemática, así como un agente de la Guardia Civil, un psicólogo y médicos forenses. El procesado se ha declarado inocente y asegura que esta acusación “se la ha inventado” su exmujer para hacerle “daño”. “Es una cosa que a mí me han colocado de mala leche (…) Yo entraba en el dormitorio donde estaba la niña porque allí tenía mi ropa y mis botas”, ha manifestado en su declaración.

Uno de los días, que presuntamente sucedieron los hechos, la abuela vio a su marido salir de la habitación de la niña, y cuando le preguntó el procesado, respondió que fue a recoger sus botas. Sin embargo, ese mismo día, la menor comentó los tocamientos a su abuela, quien le recriminó al acusado lo que había sucedido y se lo contó a su hijo (tío de la niña) para ver “cómo podían decírselo a la madre”.

A los pocos días, el “abuelo” le compró una tableta a la niña porque, según ha confesado el acusado, su exmujer le obligó. “Era muy dura y por eso se lo regalé”, ha dicho. Sin embargo, la menor asegura que era porque “pensaba que se iba a solucionar todo”. “Mi abuela me dijo que no lo íbamos a dejar así porque podría hacerlo a otros niños”, ha afirmado.

Aunque la defensa del acusado ha asegurado que “no tenían relación de familia”, la madre de la menor ha manifestado que sí había una “relación muy buena” y que la niña le consideraba un abuelo. Pero que, tras los hechos, la familia decidió trasladar su residencia y “comenzar de cero”.

Testimonios de peritos

Los psicólogos que declararon en la vista oral señalaron que el testimonio de la menor era “un relato compatible con una experiencia vivida” y que no parecía “producto una invención” porque no era un “guion aprendido”, ya que lo contaba de forma “espontánea”. No obstante, la defensa del acusado ha manifestado que no podrían ser “creíbles” porque la niña contaba que los tocamientos habían sucedido primero en el dormitorio de sus abuelos y su habitación, y posteriormente solo señaló la última instancia. 

Por otro lado, los médicos forenses valoraron sus informes y apuntaron que la niña en ningún momento habló de una “posible introducción del dedo en su vagina”, pero sí de tocamientos.

Solicitud de pena

El Ministerio Fiscal ha solicitado la pena de 15 años de prisión con inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena, prohibición de aproximarse a menos de 200 metros a la menor o de comunicarse con ella durante un tiempo de 20 años, así como la libertad vigilada por un tiempo de diez años e inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por un tiempo superior de cinco años a la pena de prisión impuesta, además de indemnización de 20.000 euros.

Sin embargo, al no quedar constatado en el juicio que el acusado introdujera el dedo de la menor en la vagina de la niña, ha pedido una pena subsidiaria de seis años de cárcel por un delito continuado de abuso sexual sin la agravante de introducción de objetos.

Por su parte, la acusación particular solicita la prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 500 metros y la privación de comunicación durante 30 años. Además de adherirse a la petición de pena subsidiaria. Sobre la responsabilidad civil, piden 40.000 euros para indemnizar a la menor, pero también a la familia que tuvo que cambiar su residencia para que la niña pudiera seguir con su vida con normalidad.

Ley del ‘sí es sí’

Será el tribunal de la Audiencia Provincial quién considere si los hechos deben de ser enjuiciados por la ley del ‘sí es sí’. No obstante, el Ministerio Fiscal no ha llevado esta calificación al juicio y se han apoyado en la antigua ley, que estaba en vigor cuando presuntamente sucedieron los tocamientos,  ya que es “más beneficiosa para el reo”.