Aunque este año ha sido más complicado para los vendedores porque la crisis “se ha notado”, no solo en el bolsillo de los compradores, también en los costes del producto. Adrián, de Almacenes Tomás, siempre viaja hasta la localidad gaditana de Chipiona a buscar las flores. Sin embargo, este año han intentado ahorrar el coste del transporte y han asumido ellos mismos los gastos que todo ello supone para poder mantener los precios y no perder clientela.

“La gente ha aprovechado el sábado y el domingo para comprar y hacer los encargos antes”, señala Adrián, quien asegura que no han visto mucho el descenso de ventas porque los abulenses tienen a la festividad de Todos los Santos como “algo que toca mucho el sentimiento”. Sin embargo, otras floristerías sí que han notado la bajada respecto a 2019, ya que estos dos últimos años con la pandemia han sido bastante atípicos.

“Cada año vamos para atrás, aunque la gente que tiene la tradición sigue viniendo a por ellas”, confirma Milagros, que cultiva sus flores en El Tiemblo y estos días se desplaza hasta la capital abulense para venderlas.

Entre las flores favoritas de los abulenses se encuentran los ramos variados de Chrysanthemum, popularmente conocida como crisantemo, Gypsophila paniculata y claveles, pero también los centros y claveles individuales.

Entre los puestos ubicados en la plaza del Mercado Chico, también se encuentra una floristería madrileña, que de forma habitual viene a Ávila porque “se vende bien y siempre está muy animado”, no obstante, este año han notado “menos gente”: “a la vista está que esto era para que ya no tuviéramos nada”, apuntaba la vendedora mientras señalaba las existencias que todavía le quedaban en su puesto.