La vendimia se inició el 8 de agosto con el albillo real Cebreros y El Tiemblo, y ha terminado en los viñedos de garnacha tinta a más altitud, en Navatalgordo.

“Tras un año especialmente complicado debido a la escasez de lluvias en el final de la primavera y en el verano, y a las altas temperaturas, tanto diurnas como especialmente nocturnas, los viejos viñedos de garnacha y albillo real han demostrado una vez más su alta capacidad de adaptación a las situaciones más adversas, y han ofrecido a los elaboradores una buena cosecha tanto en cantidad como en calidad”, según ha resumido Marta Burgos, la directora técnica de la denominación.

Junto a esto, ha destacado el aumento de hectáreas y bodegas inscritas en la denominación. Las hectáreas han pasado en el último año de 470 a 480, y las bodegas de 20 a 22.

Trabajo en bodega
A partir de ahora, y después de la labor en las viñas, “es tiempo ahora del duro trabajo en bodega para que las uvas que han entrado en las instalaciones pasen a ser un año más grandes vinos”, y que “sigan cosechando tantas buenas críticas, tanto del público como de la prensa especializada y de actividades promocionales, tanto a nivel nacional como internacional”.

En las últimas fechas la denominación acudió a la feria de productos agroalimentarios ‘Au Goût du Terroir’  en la localidad luxemburguesa de Karjeng, Y en breve participará en el Salón de los Grandes Vinos de Castilla y León, que se celebrará por partida doble, el 24 de octubre en Barcelona y el 7 de noviembre en Madrid.