La cita de en esta ocasión era de reencuentro puesto que la pandemia ha impedido la procesión y la ofrenda durante dos años. 

Después de la ofrenda chica del primer domingo de octubre, por parte de la Cofradía de la Sierrecilla que abarca 14 pueblos (La Venta, Tolbaños, La Alameda, Cortos, Gallegos de San Vicente, Saornil de Voltoya. San Estebán de los Patos, Berrocalejo de Aragona, Mediana de Voltoya, Bernuy Salinero, Vicolozano, Urraca-Miguel, Brieva y Escalonilla), la Cofradía Valle Amblés ha celebrado la ofrenda grande.

Después de la misa ha partido la procesión por el recinto del santuario donde, entre varios cientos de personas, un vecino de Cabañas ha sido el encargado de practicar el malabarista juego de la bandera, donde con habilidad mueve el asta enrollando la tela, primero, y desplegando la enseña, ante la admiración y la ovación de los asistentes.

“Con la pandemia me ha tocado estar entrenando tres años, por si se podía realizar la ofrenda en cualquiera de los años”, a diferencia de lo que es habitual, por lo que practican con la bandera un año. Este vecino de Cabañas, de 43 años, fue designado para protagonizar este momento hace tres años.

El santuario de Sonsoles ha vivido una jornada festiva y de reencuentros, donde el elegido para el baile de la bandera se designa entre los cofrades de los 15 pueblos de la Coferadía Valle Amblés (El Fresno, Aldea del Rey Niño, Gemuño, Cabañas. Niharra, La Serrada,  Muñopepe, Padiernos, Muñogalindo, Santa María del Arroyo, Duruelo, Martiherrero,  Tornadizos de Ávila, Narrillos de San Leonardo y Salobral).

Para el domingo 16 resta la última ofrenda, a cargo de la Cofradía de La Colilla.