Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 15 de Octubre de 2025
La Biblioteca Municipal de Mingorría acaba de cumplir 90 años, y coincide esta especial onomástica con el acuerdo del pleno corporativo del pasado 13 de septiembre por el pasa a llamarse de Moisés Esteban.
Nombre de quien es, y sigue siendo, su bibliotecario desde hace 41 años. El acto de tal nombramiento se ha hecho coincidir con las fiestas patronales en honor de la Virgen de Rosario, las cuales se celebran el primer fin de semana de octubre, y el mismo ha tenido lugar el sábado día 1 de octubre, antes de la continuación del traslado en procesión de la imagen mariana desde su ermita hasta el templo parroquial.
Moisés Esteban Rodríguez nació en 1960 en Vivar del Cid (Burgos) viniendo a Mingorría con cuatro años siguiendo el destino de su padre en Renfe, hijo de Exuperancio (natural de Tolbaños) y de Francisca (natural de Escalonilla), siendo el mayor de cinco hermanos. Aquí cursó sus estudios primarios y aquí siempre ha desarrollado su actividad profesional y vital como empleado municipal. Moisés no es escritor ni historiador, él es cuidador y mantenedor de libros que ordena y clasifica, a la vez que facilita la consulta y el préstamo.
Nada se le escapa en su “donoso escrutinio” quijotesco. Él es un librero vecinal público que encontró asiento en la biblioteca de su pequeño pueblo, y en ello regala lecturas del universo, donde el bibliotecario puede ser obra de un dios o del azar, que diría Borges.
Además, Moisés es la cabeza visible de la Administración local, pues compatibiliza su actividad libresca con el mismo semblante que otras tareas concejiles que le mantienen ocupado toda la jornada. Así, lo mismo facilita la última novedad editorial que impulsa la gestión administrativa o presta los servicios de alguacil.
Según el bando publicado por el alcalde, Juan Trujillano, los motivos que han propiciado la propuesta de dar el nombre de Moisés Esteban a la biblioteca se deben a su “dedicación al mantenimiento y cuidado de una de las señas de identidad municipal, como es la biblioteca”.
Más de cuatro décadas
Así mismo, también se destaca en dicho bando su dedicación durante más de cuatro décadas al servicio de todos los mingorrianos, siendo la cara del Ayuntamiento para todos los vecinos; haber sido un referente de todas y cada una de las corporaciones municipales; su diligencia, profesionalidad e independencia; y su predisposición y dedicación más allá de lo que es natural en un puesto laboral que con tanto mimo desarrolla.
En definitiva, Moisés Esteban es homenajeado por ser fiel al oficio que instauraron los próceres republicanos de Mingorría hace noventa años, cuando el pueblo contaba con 1.175 habitantes, oficio que sigue vivo en su persona ahora que la localidad que tiene 395 habitantes y cuya escuela cuenta con 18 alumnos y otros nueve en la guardería. Y es que de los libros y el fomento de la lectura, así como la satisfacción de necesidades de estudio e información entre sus vecinos, han sido objetivos que siempre justificaron y animaron a las gentes de este pueblo para crear y cuidar su biblioteca, y en este aniversario honrar a su bibliotecario.
Ciertamente, la tarea callada que hacen los bibliotecarios en los pequeños pueblos de nuestro medio rural, es digna de reconocimiento, y más aún cuando se echa la mirada atrás en el tiempo.
Todo empezó el 4 de septiembre de 1932, atendiendo a la iniciativa de promover la lectura popular luchando contra el analfabetismo mediante la siembra de libros y de bibliotecas. Fue entonces cuando se firmó el acta de constitución de la denominada “Junta de la Biblioteca Pública Municipal de Mingorría”, lo que se produjo al amparo del decreto de 13 de junio de 1932 del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes que dirigía Fernando de los Ríos.
Dicha junta quedó constituida bajo la presidencia del alcalde, don Miguel Camarero Alonso, con participación de toda la comunidad vecinal de Mingorría, en una actuación pionera en la provincia solo seguida en estos años por Hoyos del Espino.
Con ello, se asumió el ideario de las Misiones Pedagógicas que dirigía el pedagogo Manuel Bartolomé Cossío, quien en su juventud se había graduado como bachiller en Ávila, y a quien acompañaba Francisco Barnés, antiguo profesor del Instituto de Ávila y diputado a Cortes por la provincia abulense:
“Solo cuando todo español no solo sepa leer -que no es bastante-, sino tenga ansia de leer, de gozar y divertirse, sí, divertirse leyendo, habrá una nueva España” (Cossío, 1931).
A ello se unió la creación de la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para las Bibliotecas Públicas (Decreto 21/11/1931) y de aquí las bibliotecas municipales (Decreto 13/06/1932) como la de Mingorría.
Instalación
La biblioteca se instaló en la planta primera de la antigua casa consistorial y el 25 de mayo de 1933 la Junta de la biblioteca acuerda:
“Designar a Don Virgilio Pindado Pindado como bibliotecario de la misma, asignándole una gratificación anual de ochenta pesetas. Así mismo, también se acuerda colocar el rótulo y fijar el horario de apertura que será por la mañana de diez a doce y por la tarde de siete a nueve”.
Los fondos de la biblioteca sumaban entonces trescientos volúmenes donados por la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros, y la Junta bibliotecaria decide abrir una suscripción voluntaria “para que las personas que lo estimen conveniente contribuyan con una cuota semestral, a fin de atender los gastos de la misma y adquisición de nuevos libros”.
Con todo, el acta de la Junta de 1 de julio de 1933 recoge el momento de la inauguración de la biblioteca y la implicación vecinal, lo cual redundará en “el mejoramiento de esta población”, se dice.
La buena marcha de la biblioteca fue comprobada en agosto de 1934 por el inspector de bibliotecas Juan Vicéns de la Llave, compañero y amigo de Lorca, Dalí y Buñuel y toda una autoridad en el programa cultural de la República, a quien ya dedicamos un amplio reportaje en otra ocasión.
En esta época, la biblioteca de Mingorría cuenta con 490 lectores y usuarios (37 niños, 30 niñas, 357 hombres y 66 mujeres), lo que suponía casi la mitad de la población, mientras que el resto aprovechaba la lectura en casa de los libros que llevaban vecinos y familiares.
Juan Vicèns, durante el verano, se asienta en Becedas, localidad donde contrae matrimonio con María Luisa González, y aquí comparten inquietudes intelectuales y políticas con sus antiguos amigos y compañeros de la Residencia de Estudiantes formando un peculiar “ateneo”.
En Becedas coinciden con Unamuno y recorren las sierras de Gredos, Becedas y Béjar como buenos montañeros. Desde aquí Juan Vicèns se desplaza para inspeccionar las bibliotecas municipales creadas en la provincia de Ávila, dejándonos entrañables testimonios de sus visitas a las de Becedas, El Barco de Ávila, Hoyos del Espino, Mingorría, San Esteban del Valle, Umbrías y los anejos de Solana de Ávila, La Zarza y Mazalinos. Entre ellas no se cuentan las bibliotecas creadas por las Misiones Pedagógicas por su funcionalidad reducida al ámbito escolar.
Inspección
En su relato de la inspección a la biblioteca mingorriana, Juan Vicèns describe los contrastes de la cultura y lo rural:
“Mingorría (Ávila). Acceso: es la estación siguiente a Ávila. 300 volúmenes. Pueblo pobre, pero no mísero; en la fonda conseguí con dificultad que me preparan una cena tolerable. Local modesto, pero espacioso. El encargado es un alguacil de poca cultura, pero cuidadoso. La Junta está animada de la mejor voluntad. No pudo realizarse reunión pública por causa de ser la época de mayor trabajo en los campos y en la era (cosa que me ocurrió en este viaje en todas partes). Sin embargo, anunciaron la reunión con la mejor voluntad y lo que ocurrió fue que celebré la reunión con la Junta con asistencia de unas cuantas otras personas y todos escucharon con el mayor interés. Cobran unas cuotas voluntarias a los que quieren ayudar a la biblioteca, por no tener el ayuntamiento medios suficientes. Desde luego que eso no establece limitación alguna en el derecho a leer, paguen o no, pero acaso eso no lo sabían bien todos los habitantes y algunos creían que había que pagar para leer. Les hice ver la imperiosa necesidad de que todo el mundo sepa con toda claridad que la biblioteca es completamente gratuita y se mostraron dispuestos a poner todos los medios necesarios. El movimiento de lectores es bastante grande, pero en el verano disminuye mucho, sobre todo en agosto, fenómeno, por lo demás natural y general a todas las localidades rurales» (Revista “Educación y Biblioteca”, nº 169/2009).
Por el libro de actas de la Junta bibliotecaria sabemos que el 14 de junio de 1938 se renovó la misma quedando presidida por el nuevo alcalde, don Bienvenido Domínguez, y como bibliotecario el maestro, con Dionisio Cenalmor Sanchidrián. Al año siguiente, la Junta informa “que la Biblioteca ha funcionado con normalidad durante la guerra, siendo lectores asiduos niños de las cuatro Escuelas Nacionales que existen en la localidad”, añadiendo que son muy escasos los volúmenes retirados y los perdidos, relacionados algunos con ideas socialistas o temas sexuales, y autores como Blasco Ibáñez y Ortega y Gasset.
Al mismo tiempo, la Junta apuesta por la literatura infantil y propone una cuestación voluntaria de donativos entre los funcionarios y demás amantes de la cultura.
En 1953 esta biblioteca formalizó un concierto con el Centro Nacional de Lectura, el cual fue renovado en 1981 mediante Orden Ministerial, lo que facilitó el aumento de su fondo bibliográfico. En sesión del 28 de junio de 1957 de la Junta, se renuevan los cargos bajo la presidencia del alcalde, don Isidoro Esteban Álvarez, continuando como bibliotecario el maestro, don Dionisio Cenalmor.
Un año después, en 1958, se inauguran las nuevas escuelas y la biblioteca queda ubicada en el nuevo edificio escolar, donde permanece hasta la jubilación de don Dionisio Cenalmor en 1972. La biblioteca se traslada entonces a la Casa del Curato, donde funcionaba un Centro Cultural Recreativo, de la mano del párroco Fernando Carrasco y con el apoyo del Centro Coordinador Provincial de Bibliotecas que dirigía Carmela Pedrosa en la Casa de Cultura de Ávila.
A partir de 1981, el ayuntamiento se hace cargo de la biblioteca, y la misma se instala en una de las antiguas casas de los maestros reformada al efecto, siendo su responsable desde entonces Moisés Esteban.
En 1991 la biblioteca, que sigue funcionando con el apoyo del Centro Coordinador Provincial que ya dirige María Jesús Bartolomé, vuelve al edificio de la nueva casa consistorial, hasta que en marzo de 1998 se traslada a la antigua casa cuartel, su actual emplazamiento, la cual había sido rehabilitada en 1994 por la Escuela Taller en una primera fase como centro cultural. Al mismo tiempo, la biblioteca se integra en el Sistema de Bibliotecas de Castilla y León mediante Orden de 13/02/1990.
Nuevas mejoras se producen en 2005 con la instalación de estanterías móviles de libros, y en la actualidad, la biblioteca, que cuenta con 16.000 volúmenes, verá próximamente mejoradas sus instalaciones mediante la colocación de un cortavientos en su entrada.
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