El problema surgió a raíz de las lluvias que cayeron el miércoles, que arrastraron las cenizas del incendio de Santa Cruz del Valle por la garganta de La Eliza hasta el depósito municipal.

Desde entonces el agua se encuentra negra, por lo que no es apta para consumo humana ni para otros usos, según el alcalde, José Miguel Gómez Gómez, quien ha apuntado que ha comenzado “a aclararse”, pero “no se sabe hasta cuánto puede durar esta situación”.

Cuando se detectó el problema, el Ayuntamiento se puso en contacto con Diputación y Junta. La institución provincial ha enviado una cisterna el viernes, repartiendo agua en las calles, ya que no podía verterse al depósito.

“El sábado llegará un camión con botellas de agua”, ha anunciado el regidor. Lanzahíta fue una de las localidades afectadas por el incendio de Santa Cruz del Valle, que quemó en agosto cerca de 1.500 hectáreas, la mayoría arboladas.