Con unas 400 explotaciones en Castilla y León, el sector se encuentra en una situación “crítica” por los bajos precios que se les paga y los altos costes de producción, debido a un “pacto oculto” de algunas superficies comerciales, que venden el pollo a una media de 2,15 euros por kilo mientras que el Ministerio de Agricultura reconoce que debería costar un 20 por ciento más (2,70 euros por kilo).

Según las organizaciones agrarias, las grandes marcas de supermercados “aprietan” a las distribuidoras y a los mataderos, por lo que estos “ahogan” a los productores, en los que “repercute directamente la asfixia económica en los avicultores”.

Mismos precios
Los precios que se pagan son similares a los de hace un año cuando los costes (piensos, calefacción, higiene) “se han multiplicado en los últimos meses de forma exponencial sin que el ganadero pueda repercutirlo”.

Otro elemento que destacan es que durante el verano los productores reducen la oferta de carne por las condiciones meteorológicas, de tal modo que ofrece animales de menor peso, por lo que cada semana hay entre un 20 y un 25 por ciento menos de carne en el mercado que en otro momento.

A pesar de esto, “ni la reducción de la oferta ni el tradicional aumento del consumo derivado de la presencia de más consumidores en verano ha permitido que las grandes cadenas de la distribución establezcan un precio de venta al público superior a los costes de producción que marca el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en los informes del Observatorio de Precios”.

UPA-COAG ha pedido medidas para evitar la “venta a pérdidas” y quiere que la Comisión Nacional de Competencia investigue el posible acuerdo entre las diferentes cadenas de la distribución.