Hoy, una nueva noticia hace que me plantee hacia dónde va mi Partido en Ávila y si merece la pena seguir acompañándoles en este camino a ninguna parte, en esta especie de suicidio colectivo al que se encaminan nuestros más de 140 años de historia, en la inmolación pública de la actual Ejecutiva y con ellos, todos nosotros.

Los socialistas, entre ellos los abulenses, hemos apostado por el sistema conocido por “un militante, un voto” para elegir al nuevo Secretario General Provincial pero sin trampas. Antes era por voto delegado, un voto que se escapaba a nuestro control en el mismo momento que este se emitía y, como hay que seguir controlando, una vez suprimido el voto delegado, hay que buscar nuevas fórmulas para que lo que estaba atado siga atado y eso se logra embarrando las primarias, afiliando militantes fuera de plazo, pagando cuotas e impidiendo comprobar en las mesas electorales quién tiene o no derecho a voto. 

Desde Ferraz y Valladolid ya se ha advertido que de democracia interna, nada, que seguiremos en aquello de las mesas camilla, reparto de poder, suciedad, asco y náuseas. Eso sí, mientras nos niegan el pan y la sal, nuestro Secretario General Provincial, y nuestra Secretaria de Organización Autonómica se permiten el lujo de salir en los medios de comunicación pidiendo unidad y respeto a unos resultados amañados en los censos. Sin embargo, esto no cuela: cero credibilidad cuando pides fuera lo que prohíbes dentro. 

No faltará quien me cuente ahora que con la que tenemos encima (pandemia, guerra, crisis), a la ciudadanía no le interesa la democracia interna de los partidos, pero yo os recuerdo que el PSOE se debe a sus militantes, a los que pagamos cuotas, a los que sostenemos viva la organización con nuestro trabajo en las sedes, en las campañas electorales y contando los cada vez menos votos en el escrutinio del día de las elecciones.

Ahora entrarán los que dicen que se pierden militantes por la crisis, pero ya os adelanto que las medidas que se han tomado de aplicar cuotas reducidas para desempleados, un euro al mes, no han supuesto la vuelta de estos militantes, que se han ido porque las razones de su marcha son políticas, no económicas.

Los que nos estamos marchando y devolviendo las cuotas no nos vamos por un motive económico, nos vamos porque estamos hartos de que se nos intente manipular y por esa falta de una verdadera democracia interna. En una democracia, en unas elecciones, los interventores están en la mesa electoral y no en el último rincón del local electoral, como sucedió en el centro de votación de la Agrupación de La Moraña.

Los socialistas somos gente comprometida, trabajadora y crítica, y por tanto no se nos puede tratar como a niños pequeños, engañándonos con un caramelito para que no nos demos cuenta de que los papás se van al cine.

Es un contrasentido aprobar las primarias abiertas para la elección del candidato a Presidente del Gobierno como expresión máxima de la democracia y, al mismo tiempo, negar a tus militantes la elección de sus secretarios generales provinciales mediante unas elecciones limpias y Justas. Y no es que los militantes no aceptemos los resultados electorales, lo que no aceptamos son resultados amañados con la connivencia de Luis Tudanca y Santos Cerdán, permitiendo además el cambio de criterio para la elección de delegados, lo que hace que a los comités provinciales no puedan asistir los críticos. De este modo, en Ávila, los comités provinciales han pasado de más de 120 delegados, a un par de docenas elegidos por las agrupaciones, acudiendo así las castas, las élites, los aparatos locales, los que parecen querer cambiarlo todo, pero en realidad consiguen que nada cambie para perpetuarse en la administración de su pequeño trozo de miseria.

Tolerancia cero con la corrupción; transparencia en las cuentas, en las nóminas, en las políticas de contratación del Partido; listas desbloqueadas, etc. Hay que reivindicar todo esto, pero, sobre todo, democracia interna, real y verdadera, en la que los censos sean reales y no inflados, según convenga, y en la que el control se ejerza sin cortapisas por parte de los interventores de los militantes que votan. Como también hay que exigir que los delegados al Comité Provincial elegidos por las agrupaciones supongan dos tercios del número total de integrantes, como recogen nuestros estatutos, y no la actual composición manipulada por un Secretario General Provincial a su conveniencia y la de sus monaguillos.

¿Cómo queremos presentarnos ante los ciudadanos como garantes de honestidad y limpieza democrática cuando en nuestra propia casa eso no está ocurriendo y es una utopía?

A los ciudadanos no se les engaña y están viendo lo que está ocurriendo. El próximo mes de mayo habrá una cita con las urnas y serán los ciudadanos los jueces de este desaguisado. Espero para entonces que quienes ahora no quieren admitir responsabilidades asuman el descalabro electoral que ya auguro.