Del Domingo, 14 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 17 de Septiembre de 2025
Después de dos años de parón por la pandemia, que solo dejó celebrar las ceremonias religiosas, el conocido como Rocío de Castilla y León ha retornado a la Andalucía de Ávila. Cientos de romeros y miles de personas han participado y asistido a la romería del Cristo de la Luz.
Emulando al Rocío, que en la madrugada del domingo al lunes vive su momento culminante con el salto de la valla, más de 200 romeros han completado a caballo y en carros el trayecto de siete kilómetros entre Lanzahíta y el anejo arenense de Hontanares.
La ilusión ha sido una de las notas predominantes en la celebración, por el retorno a esta tradición que en los dos últimos años no había podido celebrarse por la crisis sanitaria de la Covid-19.
La romería del Cristo de la Luz, reconocida como fiesta de interés turístico regional, ha contado con una participación similar a los momentos previos a la pandemia en un día espléndido, en el que los participantes han disfrutado de una jornada como las de antes. Muchos de los asistentes reconocían las ganas que tenían de volver a reencontrarse y volver a disfrutar de una jornada festiva en el campo, donde los romeros y visitantes se han reunido para comer, antes de retornar a Lanzahíta por la tarde.
Todo ello se ha producido después de que a primera hora de la mañana los romeros partieran de Lanzahíta con dirección a Hontanares, custodiando el cirio tradicional junto a las mayordomas que viajaban en uno de los carruajes. Por su parte, los jinetes han protagonizado el momento más espectacular de la jornada, con los caballos entrando a galope tendido a las calles del anejo arenense, entre los aplausos de los asistentes.
Tradición
Esta romería recuerda cada año lo que ocurrió con el Cristo de la Luz, que es custodiado en la ermita de Hontanares, en cuyo exterior se ha celebrado por la mañana misa al aire libre, antes de la procesión.
La tradición cuenta que hace más de cuatro siglos un pastor de Hontanares descubrió la talla a orillas del río Tiétar, desde donde la imagen fue trasladada a Lanzahíta, de donde desapareció poco después, para ser encontrada nuevamente en el mismo lugar en el que fue hallada, en el anejo arenense.
Los vecinos interpretaron lo sucedido como un mensaje divino, entendiendo que el Cristo de la Luz deseaba ser custodiado el lugar donde había sido encontrado, de ahí que, desde entonces, año tras año la romería discurra entre estas dos localidades.
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