Así han demostrado que la diversión, las tradiciones y los juegos, ya sean de mayores o pequeños, no entienden de fronteras ni de diferencias culturales.

Con el nombre de ‘Mi cole, todo un mundo de juegos’, durante tres días han podido disfrutar de juegos de entre las más de 15 nacionalidades de origen del alumnado, “una particular manera de compartir unos juegos reunidos procedentes del crisol de culturas que conforma esta comunidad educativa”, según la profesora Adela María Jiménez Resina.

Recopilados por los alumnos, clasificados por los docentes y guiados por madres, padres y abuelos, los juegos “muestran las semejanzas que muchos de ellos tienen entre sí, a pesar proceder de países distantes o incluso de continentes distintos”.

Ello ha supuesto “una oportunidad de convivencia en el centro, de intercambio cultural y generacional y también, porque no decirlo, de aprendizaje”.

El kiwi, la txila o la rayuela han sido algunos de los juegos han ocupado el patio del Colegio Cervantes, en una iniciativa que ha contado con la colaboración de Aaccem y su labor de mediación e información en la difusión de aspectos culturales significativos de los países de origen.