Los hechos se remontan al 11 de agosto de 2019 en un chalé pareado de Navaluenga, donde se dieron cita más de una docena de jóvenes de madrugada, después de participar en un botellón y cerrar la discoteca. Fue en la buhardilla de la vivienda, hasta donde subieron dos chicos y dos chicas.
El acusado se ha declarado inocente al comienzo de la vista oral, que se ha prolongado durante cinco horas y media. Ha asegurado que no penetró analmente a la joven con la que se recostó en una cama en la buhardilla, junto a otra con otra pareja, y que la situación vino derivada de las “insinuaciones” y “piropos” de ella en días anteriores, aunque no hubo besos de por medio.
En una declaración con silencios, dudas y algunas contradicciones, el acusado, que dijo que no era de beber y había ingerido “cuatro copas”, reconoció haberse sacado “el pene en el último momento para ver si [ella] quería”. También contó, a preguntas de su abogada, que ella le echó una jarra de agua encima, aunque nadie le vio empapado.
Frente a la versión del acusado, la joven ofreció un relato detallado y valiente de los hechos, ofreciendo datos de su vida y sentimientos que no se le preguntaron, pero que aportaron elementos para valorar lo sucedido. Y habló de esas “insinuaciones”, que ella siempre se había tomado en broma. Ella había bebido “pero estaba bien”, ha apuntado, mientras que él “había bebido y fumado”, según ha asegurado ella.
Por el culo
“Nos dimos besos y me decía cosas y yo me reía”. Se quedaron solos, besándose. “me sentía cómoda y de mutuo acuerdo”, si bien llegó un momento que “se calentó y se levantó”. “Por el culo –exclamó-, le dije que no, lo oyó perfectamente”. Y entonces, siempre según el testimonio de la víctima, la volteó, pero “no bruscamente”. Ella pensó que la iba “a respetar”, pero no fue así: “sacó su miembro (…) y noté como me penetró”. Fue una penetración "rápida, como un mete-saca", ha detallado ella, que ha dicho que el agresor no llegó a eyacular. Aunque le rechazó a patadas, él la agarró de las manos y del pelo y la lanzó contra otra cama.
Todo ello antes de entrar en “shock” y encerrarse a llorar en el cuarto de baño. Luego subió una amiga suya y la acompañó fuera de la casa. “Yo pensé que si le había dicho que no, él no iba hacer nada”, ha concluido el testimonio de la joven.
Al final del juicio, el fiscal ha dado veracidad al testimonio de la víctima y de los peritos y ha mantenido la solicitud de pena que había mostrado al comienzo de la vista oral, y ha pedido una condena por un delito de agresión sexual nueve años de cárcel, prohibición de aproximarse a ella a menos de 300 metros y una indemnización de 10.000 euros por daños morales.
La abogada de la acusación particular añade al delito de agresión sexual un delito de lesiones leves, y solicita 12 años de prisión, una medida de libertad vigilada por ocho años tras cumplir la pena de prisión, y 12.000 euros por responsabilidad civil. La defensa ha insistido en la libre absolución de su patrocinado al negar la existencia de delito alguno.
Asistentes a la fiesta
Tras el testimonio de acusado y víctima, por sala de vistas de la Audiencia Provincial de Ávila han pasado hasta 12 jóvenes de los que acudieron a aquella fiesta, desde los que estuvieron en la buhardilla, los hijos de los propietarios de la casa y otros, para ofrecer sus recuerdos, que en muchos casos no eran excesivos o no recordaban lo que declararon en su día ante la Guardia Civil.
Después han ofrecido sus testimonios los agentes de la Guardia Civil y los peritos que han trabajado en la investigación, donde se ha determinado que existían restos biológicos del acusado en las bragas de ella, con un cariotipo de cromosoma Y que no es exclusivamente suyo pero de sí que corresponde a su familia. El informe forense indica la falta de existencia de lesión anal, si bien eso no quita que no hubiera agresión.
La mujer ha prestado declaración a escasos metros del acusado, sentado en el banquillo, pero separados por un biombo situado entre ellos para no verlo. Cuando ella terminó y se sentó en los bancos del público, al final de la sala, el separador se colocó detrás de él para que la joven no le tuviera a la vista.
Abulens@ | Viernes, 27 de Mayo de 2022 a las 15:35:01 horas
Me parece lamentable el lenguaje y expresiones utilizadas en este, por así llamarlo, artículo. Parece mentira que un medio de comunicación utilice estas expresiones y se regodee en la desgracia de la manera en que el “periodista” se está recreando en las descripciones. Es vomitivo.
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